Hemos mantenido una breve conversación con Ana Mateo, presidenta de la Asociación de Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS), para tratar de obtener una visión de la situación actual de la música y de las orquestas en nuestro país. A continuación os presentamos algunas conclusiones.
La función de AEOS es servir de foro o plataforma a las 30 orquestas de titularidad pública que aglutina. Su pretensión es la de poner en común tanto problemas como soluciones y ser un lugar de consulta de los distintos profesionales que trabajan en las orquestas. Personalmente, me alegra saber que en España hay más orquestas que equipos de fútbol en la primera división (20), y lo primero que me pregunto es cuál es la misión de las orquestas. Para Ana Mateo, su misión es la de “transmitir un determinado patrimonio que solo se puede escuchar a través de una orquesta y la de ayudar a apreciar la belleza de ese patrimonio a todos los que se acerquen.” En la actualidad, las orquestas también tienen una clara labor social y educativa. Hay ciudadanos que no pueden acudir a las salas de conciertos y en esos casos el papel de las orquestas es valiosísimo, “ahí tenemos una labor muy importante” dice Mateo, “hay colectivos que no pueden venir hasta donde estamos, y tenemos el deber de acercarles lo que hacemos y yo creo que en esos casos es donde se más se nota la fuerza de la música”. Hablamos de orquestas que llevan su música hasta personas en riesgo de exclusión social, personas que están en la cárcel o a niños hospitalizados.
Otro aspecto en el que las orquestas deben trabajar cada vez más es el tratar de incrementar el público al que llegan, ya sea como parte de su ideario, como por la sana intención de llenar sus salas. Según Mateo, “es muy importante que los planes educativos de todos los niveles cambien en lo que concierne a la música, porque solo a través de la educación, las personas pueden adquirir las herramientas que les permiten acceder a lo que hacemos, entender nuestros códigos. Tenemos una labor educativa muy importante” continúa, “pero no podemos hacerlo solos”.
Si nos centramos en el reto de llegar al público joven, Mateo insiste en la importancia de la educación desde la infancia, “se ha perdido calidad educativa en lo que a las humanidades se refiere y el público se ha resentido". Sin embargo, algunos números arrojan esperanza: el 22,3% de los espectadores no abonados de la pasada temporada del Gran Teatre del Liceu era menor de 35 años. No cabe duda de que en una ciudad donde se reúnen varias orquestas de excepcional calidad, hay distintos motivos por los que un ciclo puede atraer a más o menos jóvenes (política de precios, línea comunicación, tipo de programas…): la media de edad del público abonado a la Sinfónica de Madrid en el Auditorio es superior a los 50 años. Así que evidentemente, hay que seguir trabajando por llegar al público joven. Es cierto que es profundamente triste que la música esté desapareciendo de los planes de estudio de la educación obligatoria, pero la responsabilidad de inculcar interés y una afición de por vida tan valiosa y enriquecedora como la de escuchar música en directo en los pequeños y en los jóvenes podría empezar en las familias.
Le planteo a Mateo si cree que se debería programar más música de compositores españoles (la proporción de música española en los programas de las orquestas es sorpredentemente escasa) y su respuesta es que sí, pero cree “que se programa pensando en el público y también en quien tiene que tocarlo”, y añade “colaboramos con los maestros para intentar equilibrar la programación en esa línea, para buscar cosas nuevas… desde AEOS hemos estado trabajando con editoriales para intentar que los alquileres de partituras fueran más bajos y que esto sirviera de incentivo. La AEDEM (Asociación Española de Editores de Música), por ejemplo nos informa de todo lo nuevo que se va editando, así que podemos plantearle a los maestros ‘por qué no hacemos esta obra o esta otra’, pero al final, cambiar las inercias es difícil y no siempre tienen tiempo.” ¿Y qué respuesta obtienes cuando le preguntas al público? “Beethoven gana siempre por goleada, siempre”. Beethoven gana también entre los programadores, si recordamos las estadísticas que publicamos el año pasado y el anterior, vemos que fue el compositor más programado en 2016 y el segundo en 2017.
No queremos borrar a Beethoven de los atriles, Dios me libre, pero lo que se destila de esta tendencia es, dando una lectura somera, que no se quiere arriesgar, ni el público a la hora de elegir concierto, ni los programadores a la hora de elegir repertorio. El asunto de la programación y el riesgo nos lleva a hablar de la música contemporánea y en esto AEOS gana puntos. Trabajan con la Fundación BBVA en potenciar el que las orquestas programen más música contemporánea y Mateo es optimista en este campo “creo que hemos avanzado bastante en este aspecto y estamos mejor que hace unos años, aunque queda mucho camino todavía”. Por otra parte, está el Premio de Composición AEOS-Fundación BBVA “que yo creo que es único, porque además de la dotación económica, la obra ganadora es interpretada por las orquestas que forman parte de la asociación”.
¿Ha habido la posibilidad de hacer una evaluación de la temporada pasada? “En conjunto, aún no, pero la sensación es que ha sido buena. Hay problemas económicos y orquestas con mayores dificultades que otras, pero el balance empieza a ser positivo.” En este aspecto contamos con las datos de la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE) que ha alcanzado un récord de abonos: 9066, un 4% más que la temporada anterior y un 32% más con respecto a 2012, y el número de espectadores ha crecido un 40% desde 2012. Son datos muy alentadores que dan buena cuenta del trabajo que se está haciendo desde la dirección de la OCNE, además de un reflejo de recuperación económica.