La Temporada Lírica de La Coruña inicia una nueva etapa con el tenor venezolano Aquiles Machado como director artístico. Un año más asistimos a una programación ambiciosa y diversa que operísticamente se abrió con la versión de concierto de la La forza del destino. Siempre problemáticas las recreaciones orquestales, en este caso deberíamos hablar de una muy arriesgada apuesta. En La forza Verdi despliega la máxima incontinencia emocional, entremezclada con las más crudas transiciones, desde la comedia a la tragedia, de los números más absurdos a la más piadosa religiosidad, y de esta a los cantos tabernarios. No son ingredientes fáciles para, sin escena, crear una velada de casi cuatro horas de duración coherente y exitosa. Y sin embargo, el resultado fue una noche de ópera convincente, que enganchó al público del Teatro Colón, hasta el punto de que respondió con una larga y unánime ovación final.

Esto se logró gracias a la entrega y profesionalidad de todos los implicados: un acertado elenco canoro, una Sinfónica de Galicia inspiradísima y una dirección eficaz de Giuseppe Finzi. El dúo protagonista fueron Angela Meade y Alejandro Roy, ambos habituales en las temporadas líricas. Su Don Alvaro aportó sus conocidas cualidades vocales que se tradujeron en un carácter muy impulsivo e intenso, idóneo para tan desafiante papel. Su sonido oscuro y poderoso fue abrumador en "La vita è inferno all'infelice", exhibiendo agudos amplísimos y timbrados en “Pietà del mio penar!”. A su lado, Angela Meade salió plenamente exitosa en una de sus primeras incursiones en Leonora. Su voz robusta y su impactante registro grave son ideales para este dramático rol. Incluso su consustancial vibrato, problemático en sus roles belcantistas, aquí generó una interesante vehemencia. Su canto en pianissimo en “La vergine degli angeli” que cierra el acto II fue uno de sus grandes momentos, exhibió una línea vocal de una impecable ductilidad.

Alejandro Baliñas (Alcalde), Angela Meade (Leonora) y Giuseppe Finzi en la dirección © Alfonso Rego
Alejandro Baliñas (Alcalde), Angela Meade (Leonora) y Giuseppe Finzi en la dirección
© Alfonso Rego

En el exigente rol de Don Carlo, Borja Quiza nos regaló una buena caracterización, luchando dignamente frente al peso de la orquesta en el “È salvo!” aunque le faltó aportar la violenta energía inherente a su sangrienta sed de venganza. Igualmente, salió relativamente indemne en los complicados duelos vocales con el abrumador Don Alvaro de Roy. La Preziosilla de Ginger Costa-Jackson, con su desbordante presencia escénica, fue una bocanada de aire fresco, siendo la única cantante sin partitura, lo cual le confirió la máxima libertad en el escenario. Su coquetería se vio acompañada por una voz completa, a la que sólo le faltó mayor brillantez en el registro agudo. El Fra Melitone de Luis Cansino aportó un timbre fluido y fácil que, junto a su magnífica dicción, realzaron su rol cómico. El resto del reparto mantuvo el excelente nivel general, con un Luiz Ottavio que compensó con veteranía su canto algo forzado, un joven y muy prometedor Alejandro Baliñas y excelentes Mónica Redondo, Moisés Marín y Gabriel Alonso.

La Sinfónica de Galicia elevada al protagonismo del escenario dejó constancia de su excelente estado de forma en este arranque de temporada luciendo brillantez y empaste en todas sus secciones, pero también en los numerosos solos. La caracterización de la dramática escena final en la que Verdi hace una exhibición única de su talento orquestador fue primorosa. Giuseppe Finzi mostró la máxima empatía tanto hacia los músicos como con los cantantes. Su concepción fue tradicional, nada intervencionista, huyendo de manierismos por desgracia tan habituales. Y sólo un pero final para el Coro de la Sinfónica que, afortunadamente, volvía a la Temporada Lírica tras años de ausencia, y que dejó una sensación agridulce en parte debido al escaso número de efectivos masculinos, lo cual lastró las numerosas escenas bélicas. No fue el caso de las escenas religiosas con muy buena prestación. En resumen, una gran noche de ópera que nos hace augurar todo lo mejor para esta nueva etapa de la Lírica en La Coruña.

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