Hemos tenido suerte los amantes de la música de Bach con este segundo concierto de la Serie Arriaga que nos ha ofrecido Ibermúsica en el Auditorio Nacional. Presentaba la entidad al Bach Collegium Japan, una formación nipona de carácter historicista que viene interpretando las mejores obras del repertorio barroco desde hace ya más de treinta años en escenarios de todo el mundo, bajo la esmerada dirección de Masaaki Suzuki, un director que en este enfoque se mide en igualdad a grandes maestros especialistas como Gardiner, Koopman, Herreweghe o el desaparecido Harnoncourt.

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Masaaki Suzuki
© Rafa Martín | Ibermúsica

Le interesa sobre todo al maestro japonés conectar en las motivaciones de la obra en cuestión, en este caso la Misa en si menor, de Bach, y proyectar la profundidad de su contenido emocional en el contexto de una plegaria en común absolutamente unificada. Así, donde otras formaciones separan al coro y a la orquesta de los solistas, en el Bach Collegium Japan los solistas se encuentran integrados en la formación coral, de modo que siempre participan en la plegaria general. Esto que podría parecer trivial es necesario para establecer un criterio musical unificado que hace que la interpretación funcione como una expresión común, sin lucimientos particulares más allá del individual talento de cada uno.

Lo primero que llamó la atención fue la entrada unificada de la orquesta y el coro en el monumental Kyrie del que pronto se destacaron el traverso y el oboe d’amore para enunciar un tema al unísono que sería largamente fugado; luego fueron muy aplaudidos estos intérpretes, las flautas por su intervención en el “Domine Deus” junto al magnífico tenor James Gilchrist, y el oboe en el “Qui sedes ad dexteram Patris”. Inmediatamente nos sorprendió el sonido de toda la formación, y no necesariamente por la mayor o menor amplitud del mismo, sino por su calidez y su claridad. Con semejante dominio del sonido resultó cómodo al oyente descubrir las interesantes texturas de los instrumentos “originales”, las variaciones en la intensidad emocional de cada rezo y, como no, los insuperables contrapuntos de Bach, absolutamente inteligibles en todas sus especies y derivaciones.

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Bach Collegium Japan en el Auditorio Nacional con Masaaki Suzuki en la dirección
© Rafa Martín | Ibermúsica

Hemos mencionado a oboes y traversos, pero no sería justo descuidar a otros grandes instrumentistas como Thomas Müller, maestro del corno da caccia, que brindó junto al bajo-barítono Christian Immler un “Quoniam tu solus sanctus” audaz e inolvidable. También hay que reconocerle el mérito a los artífices del bajo continuo, Robert Franenberg al violón, y a Haru Kitamika y Masato Suzuki, al clave y al órgano respectivamente, que fueron en todo momento, y sin descanso, la mano derecha del director titular.

Sin embargo, hemos de destacar el inusual acontecimiento de descubrir voces en un mismo concierto que, sin duda, dejan una huella indeleble, al menos en el oído del que escribe. Ya incluso desde la unidad de la masa coral se percibía que había una voz especial por su timbre y por su personalidad. Al final resultaron ser tres, y parece costoso decantarse por la más impactante y expresiva. Nos impresionó Alexander Chance con su sobrecogedora versión del Agnus Dei, y Aki Matsui junto a Joanne Lunn en sus duetos en el "Christe". Todo este elenco se ha presentado en esta ocasión con Ibermúsica por primera vez: esperamos que pronto haya una segunda.

Terminamos, pues, con la sensación de renovación que acontece siempre al término de una de estas grandes obras de Bach, y cuando se percibe con claridad que quien la interpreta ha indagado y profundizado hasta en el último rincón de la partitura en busca de todos los elementos que puedan concluir en una interpretación cuidada pero inmensa. Nos quedamos a la espera de que el Bach Collegium Japan y su director titular vuelvan a visitarnos cuanto antes. 

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