La temporada musical de Patrimonio Nacional se abría con un Concierto Extraordinario a cargo de la Orquesta Barroca de Sevilla, junto con su directora y concertino invitada para este 25/26, Martyna Pastuszka, con un programa dedicado a las músicas de corte del siglo XVIII. El programa se articulaba en torno a la corte de Madrid, aunque uno de los compositores en cuestión probablemente no la pisó nunca: se trata de Charles Avison, compositor inglés que trabajó principalmente en Newcastle, pero al que marcó mucho la obra de Domenico Scarlatti (él sí compositor residente, que se diría hoy, en la corte borbónica) al punto de adaptar algunas sonatas para clave del italiano bajo la forma de concerti grossi. Precisamente este era el eje del concierto, junto a una sonata para violín y bajo continuo de Manalt y otra de Corselli, compositores que trabajaron en la corte a mediados del siglo XVIII.

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Integrantes de la Orquesta Barroca de Sevilla en la Capilla del Palacio Real
© Javier Díez | Patrimonio Nacional

Sirvan estas pinceladas introductorias para comprender que se trataba de un concierto en el que se conjugaban el gusto estético con cierta intención de interpretar música en su contexto original, en este caso la magnífica Capilla Real, y en el que además la violinista polaca pudo embrazar un excepcional instrumento Stradivarius perteneciente a las Colecciones Reales. La formación sevillana venía en formato bastante reducido (4 violines, viola, violonchelo, contrabajo, clave y órgano) pero suficiente para un espacio bastante reducido y de acústica delicada. Y justamente se podría comenzar comentando la excelente calidad del sonido en relación con el espacio, con la elección de tempi no precipitados, planos sonoros bastante diferenciados que permitieron una nítida lectura, consiguiendo de todas maneras una sonoridad plena, robusta, rica de resonancias y amplitud en todos los registros.

La primera obra, el Concerto grosso núm. 5 en re menor de Avison, se abrió solemne, llenando el espacio con un dramatismo temperado y una afinación excelente. Pastuszka guió al conjunto con gesto discreto, introduciendo interesantes matices en el fraseo, sin excesivos contrastes pero aprovechando debidamente la gama dinámica y realzando la unidad formal de la obra. Prosiguió el concierto, siempre en la tonalidad de re menor, con la Sonata núm. 6 de Francisco Manalt, en este caso solo con la presencia de Pastuszka, Mercedes Ruiz al violonchelo y Alejandro Casal al clave. Aquí pudimos apreciar mayormente las dotes solistas de la violinista polaca, capaz de conjugar virtuosismo con musicalidad y expresividad.

El concierto de la Orquesta Barroca de Sevilla en la Real Capilla © Javier Díez | Patrimonio Nacional
El concierto de la Orquesta Barroca de Sevilla en la Real Capilla
© Javier Díez | Patrimonio Nacional

Los siguientes concerti grossi de Avison, intercalados por la Sonata en re mayor de Corselli, nos situaron en un clima más festivo, entre las tonalidades de re mayor y la mayor, con oportunos acentos luminosos, un planteamiento dialógico, en el que se pudieron apreciar las cualidades de todos y cada uno de los instrumentistas, entre los que cabe destacar el concertino secondo de José Manuel Navarro, atento a la articulación de la solista para generar ese interesante juego de ecos y respuestas entre las voces o el violonchelo de Ruiz, especialmente inspirado en el Andantino de la sonata de Corselli.

Con este concierto, se confirmó como la Orquesta Barroca de Sevilla es un referente en este repertorio, capaz de traernos piezas interesantes y menos habituales como en esta ocasión, conjugando rigor historicista con la búsqueda de un sonido pulido a la vez que expresivo y enjundioso. Por otro lado Martyna Pastuszka se demostró una artista completa, tanto con el instrumento como dirigiendo al conjunto y la colaboración entre ambos dará lugar seguramente a una temporada rica de momentos memorables.

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