El hilo conductor del Festival de Perelada en su 39ª edición era el jardín, en sus diversas declinaciones artísticas, teológicas o psicológicas. Es en efecto un tema central en la cultura occidental al punto de haberlo incorporado en la cotidianidad y en los espacios domésticos. Las hermanas Labèque, Katia y Marielle, uno de los dúos pianísticos más consolidados del panorama actual, escogieron un programa que bien se insertaba en esa línea, aprovechando además el título de unas de las piezas de Ravel, Le jardín féerique.

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Katia y Marielle Labèque en la Iglesia del Carmen
© Miquel González | Festival Perelada

El recital que se desarrolló sin intermedio en la magnífica Iglesia del Carmen se abrió justamente con la Suite de Ma mère, l’Oye del citado compositor francés. Las pequeñas piezas emergieron del teclado a cuatro manos de manera increíblemente suspendida, demostrando las Labèque desde las primeras notas como recrear el mundo ensoñado de los cuentos a los que Ravel se inspiró. Para ello hicieron un uso generoso del pedal, pero bien matizado por unas dinámicas muy cuidadas así como una distribución del sonido bien equilibrada entre las dos pianistas. No faltaron los destellos y la recreación de las ornamentaciones tan típicas del compositor, pero en el fondo se trató de una interpretación poética, alejada de un virtuosismo que no es en este caso necesario, y buscando la esencia íntima, típica del jardín, de cada pieza.

A continuación, y siempre en el formato a cuatro manos, tuvo lugar la Fantasía D.940 de Schubert, teñida de melancolía pero atravesada por la escritura compleja que caracteriza el último periodo del compositor vienés. La lectura de las pianistas francesas fue interesante porque se concentró justamente en esa complejidad estructural, poniendo en valor no tanto la elegante y refinada línea melódica (que vaya por descontando emergió correctamente) sino el entramado de voces intermedias y el sutil contrapunto de la línea de bajo. Esta lectura de más calado se apreció ya en el primer movimiento y se desplegó completamente en el último, logrando una interpretación en la que los puntos de tensión se resolvieron en el momento oportuno. Los movimientos centrales fueron más diáfanos y orientados a resaltar la siempre asombrosa riqueza melódica de Schubert. En general, se podría decir que fue una ejecución consciente, no al uso, aunque algunos pasajes resultaron un tanto emborronados por un uso del pedal abundante, cuya sensación aumentó por una acústica de la nave que hubiera requerido ciertos ajustes interpretativos para no generar una mayor reverberación.

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Katia y Marielle Labèque
© Miquel González | Festival Perelada

Cerraba el concierto los Four Movements for Two Pianos de Glass, una obra que las Labéque han grabado y que conocen perfectamente. Aquí ya pudimos disfrutar del formato a dos pianos que permitió un sonido más espaciado (aunque en algún punto se sufrió ese exceso de reverberación al igual que en la obra anterior), bien guiado en sus variaciones desde esas células mínimas hasta un resultado imponente. La obra del compositor estadounidense requiere una interpretación concentrada, basada en la continuidad pero también en jugar y resaltar bien las inflexiones de la escritura, algo que Katia y Marielle Labèque supieron hacer desde el conocimiento profundo así como gran sentido performativo. Los movimientos impares se presentaron con dinámicas más grandilocuentes, cierto efectismo funcional y una sonoridad muy contemporánea; el segundo movimiento resultó más sencillo con reminiscencias casi schubertianas, que las Labèque plasmaron con mayor lirismo así como el movimiento conclusivo resultó solemne, inspirado y detallista.

La velada se caracterizó por un programa sapientemente escogido, delicado en ciertos momentos, pletórico en otros, pero con una dialéctica interna que le dio coherencia y continuidad, sobre todo por la intención interpretativa de este esplendido dúo pianístico que inundó de notas y emociones la Iglesia del Carmen de Peralada. 

El alojamiento en Peralada para Leonardo Mattana ha sido facilitado por el Festival Perelada.

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