El grupo Al Ayre Español tiene entre sus metas reivindicar la figura del compositor italiano Arcangelo Corelli, tal y como expresó su director, Eduardo López Banzo, en los últimos momentos de la velada. Siguiendo esta línea de acción, pudimos disfrutar de un precioso programa con obras del compositor mencionado, además de otras de dos maestros contemporáneos suyos, en lo que fue una velada exitosa del ciclo Salamanca Barroca del CNDM.

El conjunto Al Ayre Español © Michal Novak
El conjunto Al Ayre Español
© Michal Novak

Las interpretaciones corellianas del conjunto fueron muy personales, buscando la variedad y, sobre todo, el lado dramático del compositor. Con López Banzo dirigiendo desde un órgano de cámara, y con un bajo continuo compacto y muy bien integrado, hubo un protagonismo casi permanente de los dos violines, especialmente del primero, a cargo de Alexis Aguado. Este mostró muchas ideas interesantes y un gran virtuosismo que, si bien es cierto, en ocasiones rozó lo exagerado (visualmente resaltado con mucho movimiento del cuerpo). En todo caso, su comunión con el otro violinista, Kepa Artetxe, fue evidente, lo que benefició a la calidad del conjunto. Fueron muy impactantes las versiones de las dos primeras sonatas presentadas. En la op. 3 núm. 12, destacaron momentos como los sorprendentes arpegiados iniciales y la claridad de los fugatos; mientras que, en la op. 3 núm. 10, la energía de los dobles puntillos del primer movimiento y la vitalidad rítmica del último. Asimismo, convenció la versión de la sonata que cerraba la velada (op. 3 núm. 4) que mantuvo el nivel mostrado en las dos obras anteriores, y donde el conjunto sorprendió con un pianísimo mágico en los momentos finales.

Otro de los alicientes de esta velada fueron las espléndidas versiones de sonatas de Antonio Caldara y Tomaso Albinoni. Entre los aciertos del conjunto estuvo el crear variedad de caracteres y sonoridades que lograron evitar la monotonía en obras de cierta similitud, consiguiendo mostrar de cada compositor su mundo propio, sin que la fidelidad estilística sufriera en momento alguno. Reveladoras fueron las versiones de las dos sonatas de Caldara (op. 1 núm. 5 y op. 1 núm. 9). Estas obras fueron tocadas con menos dramatismo que las de Corelli, y destacaron aspectos como la exquisitez de los movimientos lentos y la flexibilidad sonora del conjunto. Asimismo, pudimos disfrutar de dos sonatas de Albinoni (op. 1 núm. 3 y op. 1 núm. 8), que también estuvieron expuestas con maestría y elegancia, pudiéndose destacar las partes lentas y muchos momentos de gran interés, como un curioso efecto walking bass. De regalo, el conjunto repitió el movimiento final de la Sonata en trío en la menor op. 3 núm. 10, de Corelli, en versión rápida y de ritmo contagioso.  

Concierto revelador que reivindicó la grandeza de Corelli y su entorno, en versiones muy personales y de gran calidad. Esto corrobora el estatus de Al Ayre Español como conjunto que está haciendo una labor de gran importancia, tanto en directo como en grabaciones.

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