El prestigioso Sitkovetsky Trio, uno de los más destacados de la actualidad, y digno heredero de los más renombrados tríos pianísticos del pasado, dejó una gran impresión en la inauguración de MásClásica 24/25 –el XIII el ciclo de cámara y solistas 2024-2025–, que tuvo lugar en el Teatro Liceo de Salamanca. Estos músicos brillantes mostraron un indudable virtuosismo individual y una colaboración camerística de muy alto nivel.

La velada comenzó con el Trío núm 2 en la menor, op. 34, de Cécile Chaminade. Es una obra de gran interés por el dominio de la escritura, la belleza de sus melodías y la variedad de las ideas. Sus virtudes fueron realzadas por una versión impecable, en la que destacaron el bello sonido y el temperamento del violinista Alexander Sitkovetsky, combinados con el dominio de los recursos pianísticos y la atención a los detalles de Wu Qian; y sumando la intensidad expresiva y la capacidad camerística desplegada por el violonchelista Isang Enders. A continuación, el maravilloso Trío en la menor, M. 67, de Maurice Ravel, que también recibió una versión de gran categoría. Los intérpretes destacaron de manera especial los aspectos rítmicos y virtuosísticos, con una impresionante ejecución instrumental. En su visión personal, entroncaron la obra con raíces románticas y aspectos modernistas, pudiéndose pedir algo más de sensualidad en determinados momentos. El primer movimiento (Moderé) fue muy bien construido, con gran claridad polifónica y variedad sonora; aunque el comienzo pudo ser algo más atmosférico. El segundo (Pantoum) tuvo una ejecución deslumbrante y el tercero (Passacaille) fue también muy convincente, destacando el impresionante control pianístico y el magnífico diálogo de los instrumentistas de cuerdas. Con un movimiento final lleno de sonoridades bien logradas y grandes clímax concluía muy satisfactoria primera parte de la velada.
El alto nivel se mantuvo en la última obra del programa, el también impresionante Trío núm. 2 en mi menor, op. 67, Dmitri Shostakovich. Después de un comienzo sobrio y con énfasis rítmico, el primer movimiento (Andante-Moderato) fue inexorable y trágico; seguido de un segundo movimiento (Allegro con brio) pleno de vitalidad y con gran demostración de virtuosismo, especialmente en la parte de violín. Admirable la exposición de los acordes el comienzo del tercero (Largo) en manos de la pianista, creando un ambiente de desesperación, que fue luego desarrollado de manera especialmente inspirada por el violín y el violonchelo. También triunfaron en el último (Allegretto-Adagio), un movimiento peculiar que incluye temas judaicos, y que va pasando –con cierto estilo mahleriano– por el sarcasmo, la danza, lo dramático y un gran clímax final que luego desemboca en una última sección en pianísimo. Todas estas vicisitudes fueron expuestas magníficamente por los músicos, en lo que fue una interpretación reveladora y fascinante.
A tenor de lo escuchado en esta velada, el Sitkovetsky Trio confirma su condición de conjunto destacado en el panorama internacional, y estamos convencidos de que seguirá dando muchas alegrías en el futuro.