El Castillo de San Vicente de Argüeso, fortaleza medieval que corona el paisaje campurriano, se convirtió en un escenario excepcional para una jornada especialmente atractiva dentro de la 74ª edición del Festival Internacional de Santander. Bajo sus bóvedas de piedra, cargadas de resonancias históricas, el arpista suizo-ruso Alexander Boldachev presentó Guerra y paz, una propuesta que es mucho más que un recital, al hilvanar música y poesía en un discurso artístico de profunda carga emocional.

Loading image...
Alexander Boldachev
© Joaquín Gómez Sastre | FIS

Nacido en San Petersburgo, Boldachev concibió este programa tras abandonar su país en 2022, en un gesto de rechazo a la guerra. El título evoca inevitablemente a Tolstói, pero aquí funciona como un eje conceptual que recorre obras de compositores rusos (Rachmaninov, Tchaikovsky, Leontovich, Mussorgsky, Sviridov, Prokofiev, Shostakovich y Glinka) y textos poéticos recitados en su lengua original, de autores como Brodsky, Goethe, Verlaine o Sara Teasdale. La acústica recogida del Castillo, unida a la dicción clara y musical de Boldachev, convirtió cada intervención poética en un pequeño puente emocional hacia la siguiente obra. Entre ellos destacó la conexión establecida entre la atmósfera desoladora del There Will Come Soft Rains de Teasdale y el célebre y no menos angustioso Preludio op. 3 núm. 2 de Rachmaninov. Fue igualmente lúcida la combinación de Der Harfenspieler (El arpista) de Goethe, con Tiempo adelante de Georg Sviridov. La voz del músico como mensajero de verdades ocultas, íntimamente recreada por el poeta alemán, encontró un eco perfecto en la música de Sviridov, un compositor cuya obra, rebosante de lirismo y humanismo, merece abrirse un hueco estable en las programaciones. Fue un momento de gran emotividad que, pese a no estar concebido para el instrumento, se integró con naturalidad en el discurso general.

El recital fue de hecho un ejercicio de transcripción imaginativa: la traslación al arpa de repertorios pianísticos y orquestales exige repensar texturas y colores. En este terreno, fue reveladora la recreación de diversos pasajes de Cuadros de una exposición de Mussorgsky como la Promenade, El viejo castillo, y Baba Yaga. Esta última se benefició del pulso rítmico y de la articulación incisiva que un gran Boldachev extrajo toda la noche de su instrumento. Únicamente en el célebre Vals núm. 2 de la Suite para orquesta de variedades de Shostakovich, el amplio abanico tímbrico de la orquestación original resultó difícil de ser condensada en las cuerdas del arpa, por más que el intérprete lo abordase con un gran refinamiento y control dinámico.

Loading image...
Alexander Boldachev
© Joaquín Gómez Sastre | FIS

El programa ofreció también momentos de especial adecuación idiomática. El Nocturno en mi bemol mayor de Mihail Glinka, concebido originalmente para arpa, exhibió en las manos de Boldachev su frescura y canto natural, convirtiéndose en uno de los puntos más íntimos de la velada. También la propia obra del intérprete, Guerra y paz, nacida igualmente para arpa y ofrecida en una versión más breve que la registrada en su grabación discográfica, aportó un carácter confesional y simbólico.

El público, visiblemente conmovido, correspondió con una ovación larga y unánime, poniéndose en pie y prolongando los aplausos. Las propinas, más lúdicas (versiones de Freddie Mercury y Nirvana) fueron recibidas con entusiasmo desbordante con el público ya puesto en pie. En el marco del Festival Internacional de Santander, esta cita reafirmó el valor de los espacios históricos como escenarios vivos para propuestas que, más allá de la excelencia musical, proyectan un mensaje de concordia y humanismo.

El alojamiento en Santander para Pablo Sánchez ha sido facilitado por el Festival Internacional de Santander.

*****