La 72ª edición del Festival de Santander ha arrancado, ofreciendo nuevamente una apasionante selección musical con estrellas rutilantes de la clásica, tales como Hilary Hahn, Grigory Sokolov, Juan Diego Flórez, Midori y Anne Sophie Mutter. Como es costumbre, el Festival presenta una programación paralela en emblemáticos marcos históricos distribuidos por la hermosa geografía cántabra. En estos espacios, se congregan renombrados grupos de cámara, en su mayoría especializados en repertorio antiguo y barroco. El primero de estos tuvo lugar en el Santuario de la Bien Aparecida, un icónico escenario situado en las verdes laderas del valle del río Asón. Hasta allí nos desplazamos para disfrutar de la actuación del grupo Tercia Realidad con su carismático líder, el violinista Jorge Jiménez, al frente.

Tercia Realidad, con Jorge Jiménez en el violín, en el Santurio de la Bien Aparecida © Tercia Realidad | Festival de Santander
Tercia Realidad, con Jorge Jiménez en el violín, en el Santurio de la Bien Aparecida
© Tercia Realidad | Festival de Santander

Lo que particularmente distingue a este grupo, además de su versatilidad y eclecticismo, es la imaginación en sus propuestas. Recientemente, tuvimos el placer de disfrutar en Galicia de su emotiva interpretación de "Quando Corpus morietur". Ahora era el turno de "El violín de Farinelli", galardonado con el Premio Sello FestClásica en 2022. Esta propuesta, sin duda audaz, se basa en la presentación de versiones instrumentales de las arias más reconocidas del castrati italiano. Complementando este repertorio, se incluyeron selecciones de compositores que desarrollaron su música en la corte de Felipe V y Fernando VI, de la que Farinelli fue parte integral. Así, el espectáculo ofreció una fusión inteligente entre los grandes éxitos de la ópera barroca del siglo XVIII y la música cortesana de los Borbones, dos mundos que se intersectaron y se influenciaron mutuamente gracias a Farinelli.

Típico de Jiménez, no solo deleitó al público con su violín barroco, sino que también interactuó con él de manera directa y natural en breves presentaciones que fueron bien recibidas y que guiaron al público en la vorágine de piezas, entre las que se intercalaban los tres movimientos de la sonata de José de Herrando. Esto menguó, al menos en parte, la frustración por la discrepancia entre las piezas listadas en el programa web, las impresas en el programa de papel y la música que realmente se interpretó; inconsistencia ya observada en presentaciones anteriores del grupo.

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Concierto de Tercia Realidad en el Festival de Santander
© Tercia Realidad | Festival de Santander

Reemplazar las estratosféricas arias de Farinelli por un pequeño elenco instrumental parecería misión imposible, sin embargo, los cinco talentosos músicos de Tercia Realidad (violín, viola, violonchelo, guitarra barroca y percusión) crearon una rica trama sonora llena de carácter y personalidad que, a pesar de la acústica ligeramente seca del santuario, se proyectó perfectamente. En la mayoría de las arias, el violín tomó el papel principal, especialmente en las más belicosas o festivas como "Qual guerriero in campo armato" o "Or la nube procellosa", pero también en la sugerente y evocadora "Ombra fedele". El violín de Jiménez, como es habitual en él, fue extremadamente incisivo, proclive a libertades que en no pocas ocasiones le llevaron al límite de la afinación. Pero lo más importante es que aportó un carácter vibrante y enérgico que cautivó. Fue acompañado por Daniel Lorenzo en el violín y la viola con gran empatía.

En el "Lascia ch'io pianga" destacó la evanescente guitarra barroca de Pablo Zapico, la cual se transmutó en un racial y pegadizo Fandango de Scarlatti. Fue central el papel de Ruth Verona toda la noche, con su violonchelo barroco, el cual llevó la voz cantante en un atípicamente grave "Alto Giove". Finalmente, el percusionista Daniel Garay imprimió carácter y energía en las arias belicosas, y realzó al máximo el canto de los canarios y jilgueros en la sonata "El jardín de Aranjuez en tiempo de primavera" de José de Herrando. Una pieza cada vez más interpretada y que refleja la creatividad de los compositores de la época, estimulados por un ambiente musical único en nuestro país.

Resultó una noche de éxito continuado, que fue entusiásticamente valorado por el público. El santuario, lleno a rebosar, provocó con sus aplausos un bis: un nuevo fandango, esta vez fruto de la imaginación del propio Jiménez, absolutamente idiomático y placentero.

El alojamiento en Santander para Pablo Sánchez ha sido facilitado por el Festival de Santander.

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