Nil Venditti, una de las batutas jóvenes más exitosas de la actualidad, ha roto como pocos directores con la imagen tradicional del director de orquesta distante y autoritario. Desde su aparición en el escenario, establece una conexión inmediata con el público gracias a su naturalidad, entusiasmo y simpatía. Su breve introducción al programa en una divertida mezcla de italiano y español fue un reflejo de su frescura. En dos minutos de intervención, logró transmitir las ideas principales de las obras de manera amena y, aunque discrepo de algunos de sus planteamientos (como que la Sinfonía núm. 2 de Schubert sea un precursor directo de las sinfonías de Mahler), sin apenas haber empezado la noche ya había conseguido meterse a la audiencia en el bolsillo.

Sin pausa tras su alocución, los dos acordes iniciales de Las criaturas de Prometeo estallaron poderosos y lapidarios, abrumadores en la intimista atmósfera del Salón Regio del Círculo de las Artes. Una experiencia física que encontró su continuación lógica en un desarrollo vibrante y dinámico al máximo, propio de un Beethoven indómito. Tan atávico y visceral arranque encontró un contrapunto perfecto con la presencia de la pianista asturiana Noelia Rodiles, afortunadamente habitual en Galicia, donde nos ha mostrado su versatilidad con magníficas interpretaciones desde Mozart hasta Ligeti. En esta ocasión, Rodiles abordó dos conciertos clásicos, ambos en la mayor: el número 12 de Mozart y el Concierto de Marianne von Martinez, en ambos casos sin partitura, lo que permitió a Rodiles expresar con mayor libertad y frescura su extraordinaria musicalidad. En el concierto de Mozart, especialmente en el Andante, Rodiles alcanzó momentos de una sublime profundidad, desplegando una capacidad única para moldear las líneas melódicas con legato exquisito y articulación precisa. En los movimientos extremos, las cadencias deslumbraron no solo por la limpieza de sonido y la vertiginosa digitación, sino también por la meticulosa definición de cada ornamentación y la perfecta adecuación al carácter juguetón y elegante que exige Mozart. Su manejo de los contrastes dinámicos aportó una dimensión adicional a la interpretación, destacando los diálogos internos entre las voces con una precisión casi camerística. En definitiva, la música del joven Mozart, siempre mucho más compleja y traicionera de lo que su aparente simplicidad podría hacer pensar, cobró vida de forma impecable.
El viaje por la Viena musical del siglo XVIII continuó con el Concierto de Marianne von Martinez, amiga de Mozart y discípula de Porpora y Haydn; una grata sorpresa para la mayoría del público. Esta obra, con claras influencias de Haydn, permitió descubrir una faceta menos conocida del repertorio clásico, exitosa en su tiempo, desafortunadamente marginada por los prejuicios de género de la historiografía musical. Destacó la gracilidad del primer movimiento y el humor que recorre al Andante comodo, con un toque pícaro escondido entre las líneas melódicas. Las ornamentaciones, lejos de ser simples florituras, se convirtieron en pequeños guiños cómplices al público, mientras que la interacción con la orquesta, guiada con maestría por Venditti, permitió que los diálogos entre piano y cuerdas fluyeran con claridad y dinamismo. Como propina, Rodiles nos sumergió en Rosa de abril de Andrés Gaos, guiño poético al repertorio gallego.
La velada concluyó con la breve Sinfonía núm. 2 de Schubert; ¡brevísima en manos de Venditti y la RFG! Fue un enfoque vibrante y dinámico, muy exigente para los músicos, quienes respondieron con entusiasmo y empatía a la batuta excesiva de Venditti. La RFG demostró una vez más que lleva grabado en su ADN el repertorio clásico. Venditti se despidió de músicos y público con su inagotable energía y sus expresiones de júbilo, rompiendo una vez más las barreras tradicionales y creando una verdadera fiesta musical. Aunque para algunos este tipo de experiencias puedan parecer poco adecuadas para una sala de conciertos, representan un auténtico regalo para el público y un recordatorio de que la música clásica, puede ser también vibrante, cercana y festiva.