El veterano director húngaro Ádám Fischer, de gira por España con la Sinfónica de Düsseldorf, presentó la significativa y trascendente Novena de Mahler en el Auditorio Nacional.
Fahmi Alquai y Accademia del Piacere ofrecen un recorrido por la música teatral de España e Italia y conmemoran al compositor del Barroco español más importante, José de Nebra.
La soprano sueca brindó un recital sólido, prácticamente sin fisuras y superando con éxito las dificultades que plantean arias como "In questa reggia". Por su parte, el bajo búlgaro estuvo a la altura y, si bien no terminó de cautivar en el célebre "Nessun dorma", evidenció por lo demás dominio y empaque.
Teodor Currentzis y musicAeterna, por vez primera en Ibermúsica, se presentaron con páginas de Mahler; Anna Lucia Richter y Florian Boesch contribuyeron a una velada excelsa.
Eliahu Inbal al frente de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart dirigió el poco frecuente Triple concierto de Beethoven con los solistas del Trío Ludwig para abrir la temporada de La Filarmónica.
Acompañada por la Philharmonique du Luxembourg y su director titular, Gustavo Gimeno, la violinista Vilde Frang cautivó con una ejecución sublime del Concierto en re mayor, de Beethoven. El programa se completó con la Quinta sinfonía de Tchaikovsky.
Es menester encomiar la dirección de Agnew y el desempeño de sus músicos, que lidiaron obstinadamente con una complejidad contrapuntística no menor a la exigida por la afinación de cada nota, y obtuvieron éxito preponderante en la ejecución de las constantes disonancias y cromatismos.
No resulta exagerado calificar al tecladista ruso como veterano, siempre en aras de la justa aplicación de un término que, en su polisemia, remite a varios de los atributos que Bronfman viene esculpiendo con una dedicación no menor que su éxito desde hace más de 40 años.
Primer concierto de la nueva temporada de Ibermúsica, la cual, entre gran expectación, arrancaba con una de las mejores formaciones orquestales, la London Symphony Orchestra, y Szeps-Znaider al frente del conjunto y del pianista Dennis Kozhukhin.
La Fundación Scherzo abrió su nueva temporada con Dudamel en la dirección de un concierto en el que se impusieron dos certezas: la riqueza que atesoran los pentagramas de Schubert y Mahler y el excelente estado de forma de la Mahler Chamber Orchestra.
La Orquesta del Festival de Budapest con Iván Fischer al frente presentaron a Enescu, Bartok y Mahler para poner punto final a la 67 edición del Festival de Santander con espíritu celebratorio y una calidad a la altura de lo acontecido anteriormente.
Sorprendió la excitación que se manifestó en el transcurso del recorrido y Bronfman, en un estado de forma asombroso, brindó portentosas muestras de su dote al teclado.
Uno de los mayores logros de las pianistas francesas radica en reformular la función habitual de su instrumento en el escenario y que acontece tanto en el apartado interpretativo, como en la lectura de partituras como las de Philip Glass.
Contrastó la soltura y la dramatización de la albanesa con lo demostrado por el tenor español, muy pegado a la partitura y sin grandes alardes, aunque sacando adelante el exigente desempeño demandado por la voz de Athanaël.
Los músicos de la formación rusa dotaron a cada momento de continuidad, brindando, por lo demás, una exégesis rica en matices y detalles dinámicos, construidos a través de la articulación empastada y el gesto claro de Gergiev.
Gergiev y la Orquesta del Teatro Mariinsky reviven de manera excelsa el vínculo entre la gran tradición musical rusa y el folclore español durante su primera intervención en el Festival de Granada.
La interpretación de Rattle cobró un relieve protagonista y fue ascendente, fraguando una tensión por acumulación -en ello se cifró su logro más encomiable- que se resolvería únicamente en el tramo postrero, a la manera de catarsis.
Acompañado de Rolf Lislevand -tiorba y guitarra-, Michael Behringer -clave y órgano- y Philippe Pierlot -viola da gamba baja de 7 cuerdas-, Jordi Savall ha rendido homenaje a una película que, en 1991, sirvió para mucho como pasarela de acceso a las figuras y la música de Monsieur de Sainte-Colombe, Marin Marais o el propio Savall.
Con una trayectoria deslumbrante a sus espaldas, Radu Lupu mantiene su actividad internacional colaborando con las mayores orquestas del mundo y ofreciendo recitales en los escenarios más prestigiosos. Sin embargo, su figura se halla despojada de todo alarde o exageración. Lupu, que no concede entrevistas ni necesita alimentar ningún aura mediática -por lo demás, sobradamente consagrada-, se preocupa únicamente de interpretar.
La Gewandhaus Orchester y su recién incorporado director Andris Nelsons han cerrado la temporada de Ibermúsica con un sublime concierto en el que ofecieron un Mozart pletórico y un profundo Tchaikovsky poniendo fin a un curso musical encomiable.