Thomas Hengelbrock y el Balthasar-Neumann Chor & Ensemble estuvieron a la altura del llamado y ofrendaron un justo presente de aniversario a Claudio Monteverdi.
Arranca la sexta edición de La Filarmónica. Se renueva y se demuestra el compromiso a partir de la fiabilidad y la calidad bullente; un cóctel que la melomanía ha de festejar.
Pizzicatos justos y empastados, adecuado dominio del movimiento dinámico desde el golpe de arco, liderazgo de maderas, afinación exacta y balance logrado del colorido orquestal son algunas de las virtudes que conforman el racimo desplegado por el director checo y la Bamberger.
La Filarmónica de San Petersburgo se presentó de la mano de Ibermúsica, ambos mantienen una relación de ya 46 años que únicamente se explica al socaire de la preocupación por ofrecer música (especialmente la que comparte denominación de origen) con el mayor cuidado y al más alto nivel.
Arranca la temporada XLVIII de Ibermúsica y uno se encamina al Auditorio Nacional con el convencimiento de que asistirá a un concierto prácticamente infalible. Igual que leer el Tristam Shandy o ver Casablanca: el trance tiene aroma de ritual.
Rinaldo Alessandrini y el Concerto Italiano para ofrecieron un doble recorrido en estricto orden de publicación por las composiciones más representativas del estilo de cada compilación seleccionada. La exégesis fue ascendente. El elenco vocal se elevó sobre el acompañamiento de tiorbas y clave, dando testimonio de la creciente complejidad armónica y emocional.
El CNDM, en el marco del ciclo conmemorativo #Monteverdi 4.5.0., ha programado la Selva morale e spiritualea través de 3 sesiones. Para afrontar tamaña empresa la erudición historicista es siempre consejera adecuada y la ocasión ha logrado convocar oficiantes de semejante impronta: Balthasar-Neumann Chor & Ensemble y la dirección de Pablo Heras-Casado.
La actuación que reseñamos se condensa en algo muy sencillo, pero a la vez extremadamente complicado de enunciar mediante la crónica al uso: Schubert, el público y Volodos hicieron música.
Los arreglos funcionan; el resultado, encandila. Nada se echó de menos en el ejercicio: desde el empaste y la exactitud rítmica (con la dificultad añadida de prescindir de conductor) hasta la energía vibrante, pasando por la fidelidad de la exégesis como principio rector e inexcusable.
Con el empaste orgánico y la complicidad construida concierto a concierto desde 2011, el tándem BBC-Mena vibró, bailó y estremeció. El torrente sonoro cuidó hasta el menor recoveco de pentagrama, cuajando el mejor de los augurios para lo que resta de festival.
Una inteligente escena a cargo de Mario Gas, que recrea un rodaje hollywoodiense en la década de los años treinta, y una cuidada dirección de orquesta a cargo de Marco Armiliato han puesto en el escenario del Real una magnífica versión de Madama Butterfly, protagonizada por Ermonela Jaho la cual brilló en técnica y en actuación.
Juanjo Mena, Iñaki Alberdi, Elena de la Merced, José Manuel Sánchez, Alfredo García y ONE acometieron resueltamente la multiplicidad de estilos, cuajando con maestría un vívido retablo de subsunción.
La dirección de Thielemann fue una prolongación del texto, que crepitaba en la memoria, y su cuerpo de principio a fin, sencillamente, se fundió con la música.
La Staatskapelle Dresden con Thielemann al frente cierran la Serie Arriaga de la temporada XLVII de Ibermúsica. Junto a ellos, Daniil Trifonov demostró su inmenso talento en el concierto para piano de Ravel.
Vladimir Fedoseyev, Varvara Nepomnyashchaya y la Orquesta Sinfónica Chaikovsky de Moscú comparecieron en el Auditorio Nacional con el ánimo de revivir la gran danza rusa.
El albedo de la GMJO fulgura por sí mismo, devolviendo, cuando menos, tanto como recibe. Al calor de una preparación de primer nivel, el proyecto celebra su 30 aniversario en un estado de forma óptimo.
Una notable masa sonora y destellos de intervenciones solistas que atestiguan la prometedora pasta -en realidad, los resultados ya están a la vista- que conforma actualmente la criatura del maestro Abbado.
Cuerda y metal se elevaron por encima del contrapunto reservado a maderas y entablaron una conversación in crescendo, generando también espacios para la fantasía -el engarce con Aimard siempre perfecto-y la tensión dramática.
Jonathan Nott y la Orchestre de la Suisse Romande demostraron que la justeza, lo suizo y la música de Schubert y Mahler también pueden caminar abrazados.