Con el evento sold out, la reventa de entradas se puso en marcha. Cualquier baja presencial de algún afortunado con pase, era motivo de alegría (y suerte) para todo aquel que estaba en lista de espera. La expectación a la llegada del Dream Requiem de Rufus Wainwright ha sido alentada desde su programación en el Palau de la Música, segundo emplazamiento que acogía la obra —después de su presentación en París— convirtiéndose a su vez en el estreno nacional en España. Una obra que constituye un nuevo visionado del Requiem, esa misa para difuntos y forma musical que abarca el lamento y la redención por la humanidad, pero sobre todo por sus actos, víctimas de sus propios pecados. En este caso, Wainwright hace llorar al mundo reflexionando sobre temáticas que van desde el cambio climático a la reelección presidencial de Donald Trump.

Orfeó Català y Orquestra Simfònica de Barcelona con Ludovic Morlot en la dirección © Toni Bofill | Palau de la Música
Orfeó Català y Orquestra Simfònica de Barcelona con Ludovic Morlot en la dirección
© Toni Bofill | Palau de la Música

Apostatando de la realidad que nos rodea, el autor neoyorquino musicaliza sus cavilaciones con una masa sinfónica de instrumentos y voces, a la que le incorpora un tono apocalíptico añadiendo los versos del poemario Darkness, de Lord Byron. Todo en sí creaba un escenario dramático en el que el propio Wainwright tomó participación, siendo el narrador del romanticismo alemán, papel que estaba designado para una Sharon Stone ausente (canceló su participación a pocos días, afectada directa por los incendios de Los Ángeles), quien le precedía una Meryl Streep en París. Siendo una popularidad carismática en el panorama norteamericano, Wainwright dio forma a su dolor y angustia personal por el mundo actual en una ceremonia de diecisiete movimientos sin pausa.

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En primer plano Rufus Wainwright y Anna Prohaska, detrás, la OBC y el Orfeó Català
© Toni Bofill | Palau de la Música

El cuerpo sinfónico —que fue ideado durante la pandemia— está provisto de un carácter romántico y clásico, queriendo recuperar la esencia de Réquiems como el de Mozart, Verdi o Fauré, entre otros. Su admiración por esta forma está latente en el protagonismo, a nivel musical, de la masa coral; la proximidad al propio género que invoca hace de puente entre pasado y presente, acabando por concebir un estilo único, con una carga emocional y vehemente de la pieza que aspira a la reconexión humana. Para ello, Wainwright se sirve de los afectos tanto solemnes como contemplativos que conviven en su partitura; la alternancia entre los diferentes segmentos le aporta un grado experimental (sin cruzar esa línea y traspasar ese campo), ya que sus tratamientos instrumentales en el desarrollo aportan particularidad sonora. Desde las pulsaciones iniciales del arpa a la densidad del bajo continuo creado por todo el conjunto; de la línea melódica del oboe al tratamiento percutido de los timbales, el clima entre pasajes transitaba con naturalidad de lo intimista a lo incisivo, cohesionando con éxito una gran orquesta, un cuerpo de más de cien voces, una soprano que capitaliza el dramatismo en pasajes puntuales, y una voz que remarca la zozobra del contenido: la suya propia. 

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Rufus Wainwright, Anna Prohaska y Ludovic Morlot
© Toni Bofill | Palau de la Música

El acento expresivo también lo sostuvo un Ludovic Morlot, quien dirigió la obra respaldado por el sentimiento reflejado del desconsuelo —el director, quien se estrenaba en el escenario del Palau, también perdió su casa en LA— propio al adentrarse en una lectura romántica, confiriendo atención especial al carácter canónico de la pieza, no tanto como la soprano Anna Prohaska, quien llevó un rol más bien discreto, donde su voz se vio ahogada en varias ocasiones por la orquesta.

Rendición (que no redención) por parte del público barcelonés; entre vítores especiales a la orquestación y coro por su trabajo excepcional, Rufus Wainwright triunfó con una de sus obras más personales, a la que le confirió —dados los últimos hechos socio-políticos en su país— el carácter y catalogación de “Réquiem por el sueño americano”.

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