La situación económica hace que la promoción de la actividad cultural en España sea actualmente una heroicidad, y más aún para la una iniciativa privada, para quienes la producción de un espectáculo operístico es un milagro fruto de una incesante carrera de obstáculos cada vez más elevados.
La asociación Amigos Canarios de la Ópera –ACO– ha conseguido levantar el telón un año más la que ya es la 48º edición de la Temporada de ópera de Las Palmas de Gran Canaria y optó esta vez por diseñar una temporada compuesta por títulos del repertorio italiano más popular, como Otello, Don Pasquale y Madama Butterfly a la que se añadió el Fausto de Gounod como representante del repertorio francés. Tras los éxitos cosechados en todos los títulos llevados este año a escena –en especial un memorable Fausto-, finaliza la presente temporada con esta Madama Butterfly que ha demostrado una vez más la capacidad de ACO de ofrecer lo máximo posible con los mínimos recursos.
La protagonista absoluta de la velada fue Sae Kyung Rim, soprano coreana de voz ancha y clara dotada de intensos agudos y de una potente proyección. Creó una Cio Cio San profundamente dramática y expresiva que se metió al público en el bolsillo haciendo gala de un intenso patetismo en los momentos más críticos de la obra. Su partenaire fue Ramë Lahaj, un tenor bastante lírico que recrea un Pinkerton muy acertado, pero qye resulta cándido y un tanto pulsilánime frente a una Butterfly más pasional y visceral. El dúo de amor de la pareja protagonista al final del primer acto fue muy cálido y apasionado, con un sedoso acompañamiento orquestal.
Kiril Manolov fue un excelente Sharpless, con una voz profunda y cavernosa. Juliette Galstian, por su parte, fue también una excelente Suzuki, por lo que podemos decir que el cuarteto protagonista fue irreprochable. Cumplió con corrección el resto del reparto, Juan Manuel Padrón como Goro, Elu Arroyo como Gonzo, y Manuel García en su doblete como el rico Yamadori y el comisario imperial.