Ambicioso y atractivo cuarto programa de la Orquesta y Coro Nacionales de España en el que, bajo la dirección de David Afkham, abordaron el tercer acto de Parsifal de Wagner en versión de concierto. Una modalidad habitual en las temporadas de la ONE que, al carecer del componente teatral, permite resaltar los aspectos musicales de la ópera, concediendo la máxima relevancia a los matices, las texturas y la arquitectura sonora global de la obra. Este tipo de abordajes es especialmente idóneo para un compositor como Wagner, dotado de una abrumadora paleta de colores. Además de esto, su habilidad para jugar con las dinámicas más extremas, la refinada superposición de texturas y la constante interacción entre las diferentes secciones, convierten este tipo de proyectos en un desafío musical de primer orden para cualquier director de orquesta.
Afkham, reconocido por su meticulosidad y precisión, estuvo a la altura del reto exhibiendo una proverbial capacidad para adentrarse en los detalles más sutiles de la obra. Su dirección detallista garantizó que cada matiz, cada nota, y cada transición, se abordasen con la máxima fidelidad y expresión. Afkham no se limitó a asegurarse de que la música se interpretase correctamente; sino que fue más allá de las notas, capturando y resaltando el lirismo inherente a la partitura. Tradicionalmente, Parsifal ha sido interpretado con un enfoque heroico, en interpretaciones cargadas de tensión y dramatismo que se recrean en la naturaleza épica de la ópera. Sin embargo, Afkham eligió una aproximación diferente, optando por una dirección más sutil y matizada. Esto no implica que la interpretación careciese de impacto, sino que el drama wagneriano cobró vida sin caer en excesos o en momentos de tensión extrema. Fue en definitiva una visión fresca y reveladora de la obra, llevada a un tiempo vivo, con 75 minutos de duración.
Un enfoque tan arriesgado no podría haber triunfado sin la decisiva implicación de una ONE en estado de gracia. Hubo inevitablemente imperfecciones, pero estas fueron mínimas y puntuales. Los metales resonaron con poderío y precisión, realzando al máximo momentos culminantes como “La revelación del Santo Grial”. Las cuerdas aportaron la necesaria profundidad emocional, aunque en algunos momentos se echaron en falta más efectivos en la cuerda grave. Las maderas, entre las que destacó el oboe principal, aportaron todo un rango de matices y colores.
Los solistas desempeñaron con precisión sus roles cruciales, demostrando una óptima calidad vocal y una profunda conexión con el enfoque analítico de Afkham. La línea interpretativa vocal de los tres mantuvo una atípica cohesión, con una línea de canto fluida, ausencia de vibrato y sin sobredimensionamientos dramáticos, incluso en el Amfortas. Bryan Register como Parsifal estuvo impecable en lo vocal pero su visión fue introspectiva, sin apenas adentrarse en la fascinante psicología del personaje. A esto se suma un timbre y temperamento un tanto impersonal. Franz-Josef Selig, como Gurnemanz se mostró prudente y contenido, con una cierta limitación en volumen, pero con un hermoso legato que enriqueció su amplia narrativa. El Amfortas de Tomasz Konieczny fue el carácter más convincente tanto en lo vocal como lo dramático, aportando una perfectamente trabajada tensión.
Finalmente, el coro fue un elemento decisivo en el éxito de la velada, añadiendo no solo la atmósfera etérea característica de Parsifal, sino que aportó esa dosis de trascendencia, majestuosidad y espiritualidad que la obra demanda. Una larga ovación, seis minutos, fue el merecido reconocimiento a una vibrante velada que dejará un duradero recuerdo en todos los asistentes.