La espera ha durado dos años. Desde aquel momento en el que la Sinfónica Nacional de Chile coronaría su 2015 con el estreno local del Requiem de Alfred Schnittke, pero la programación tuvo que ser modificada y el público expectante, incluyendo a quienes planeaban arribar a Santiago para aquel concierto, quedarse con las ganas. Pero la revancha ha sido dulce. Aquella vez habríamos escuchado la obra junto a Mozart, pero ahora, la reprogramación la encontró en un diálogo más adecuado junto a una de las inspiraciones de Schnittke, el también ruso Dmitri Shostakovich. Y además, sirviendo de punto cumbre de una temporada en que la principal agrupación sinfónica del país está sonando particularmente bien. Aditamento no menor es el hecho que en el podio del Teatro Universidad de Chile estaba el titular de la OSNCH, Leonid Grin, conocedor de ambos compositores y que se cuentan entre sus especialidades interpretativas.
La Camerata Vocal Universidad de Chile fue la gran protagonista de la que es una de las más especiales misas de difuntos del canon. El conjunto que prepara Juan Pablo Villarroel estuvo a la altura del desafío, tan dedicada y en sintonía como cuando sus solistas participaron en la Sinfonía de Luciano Berio en el 2014. Las intervenciones solitarias de la soprano Claudia Pereira, la mezzo Ana Navarro y el tenor Felipe Gutiérrez estuvieron impecables y acertadas. Las voces son sostenidas por un compacto conjunto instrumental, que incluye bajo y guitarra eléctricos, además de batería. Aquellos colores asociados al rock se hacen explícitos en el climático Credo, que sin embargo, recrea una atmósfera de desolación. Se debe tener en cuenta que la pieza fue creada en 1975, cuando todavía lo moderno (y lo religioso) no era bien visto en la Unión Soviética, por lo que de algún modo se alza como el grito de libertad que Schnittke anhelaba vociferar a todo pulmón. Se notó que el maestro Grin conoce la obra en toda su profundidad, y lo plasmó en una bien armada interpretación, que fue aclamada por los presentes, quienes obtuvimos como encore la repetición del fragmento que abre y cierra la pieza sin variación.