Siempre crea expectación la presencia de quien fuera titular de la Orquesta Sinfónica de Tenerife en el largo periodo de casi veinte años, sin duda una época dorada para este conjunto orquestal, y actual director honorario, Víctor Pablo Pérez, quien empuña nuevamente la batuta ante sus antiguas huestes en una oferta de obras modernas y contemporáneas de menor difusión en los programas concertísticos habituales.
Su maestría y el gran conocimiento del conjunto, de la cual sigue extrayendo sus mejores prestaciones, le permiten ofertar un programa bastante inusual, comenzando con una Suite sinfónica de John Williams en homenaje a sus compañeros compositores de bandas sonoras cinematográficas como Cinema Paradiso, El Padrino, Tiburón, La pantera rosa, etc... todo ello a suerte de evocador pastiche. Así, resonaron en el Auditorio sin solución de continuidad las populares melodías de Nino Rota, Henry Mancini, Max Steiner o Ennio Morricone, entre otros. La interpretación ofrecida, plena de pasión y dinamismo, acredita de forma suficiente que lo asequible y popular no se encuentra en contradicción con la excelencia musical.
A continuación, y siguiendo con repertorio de inspiración jazzística, la suite de la ópera Porgy and Bess, con arreglos de Robert Bennett -quizá lo mejor del concierto- a cuyos efectos se reunió la casi totalidad de efectivos de la Orquesta. La misma se desenvolvió con gran acierto y sensibilidad en la interpretación, atendiendo a los momentos de mayor lirismo como a los tutti con una limpia sonoridad que sin duda resaltó los aspectos tanto más emotivos como los más exultantes. Todas las secciones orquestales respondieron al unísono, de forma disciplinada y hasta cómplice con las precisas instrucciones de Víctor Pablo Pérez, quien con su ya conocida maestría supo extraer el mejor rendimiento de sus músicos y de las innegables virtudes de esta obra contemporánea.