El granadino monasterio de San Jerónimo hace las veces de colosal mausoleo para un español que forjó su leyenda lidiando con los italianos. Con esta definición nos podríamos referir tanto al Gran Capitán, como a José de Torres, protagonista del concierto que ofreció Al Ayre Español dentro del Festival de Granada. Pero el compositor madrileño no descansa en la antigua capital nazarí, sino en su ciudad natal, a pocos metros de la Puerta del Sol, bajo el desaparecido convento del Carmen Descalzo. 

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Eduardo López Banzo, Maite Beaumont y Al Ayre Español
© Fermín Rodríguez | Festival de Granada

Fernández de Córdoba conquistó el reino de Nápoles, del que él mismo sería virrey, para la corona aragonesa. La hazaña de Torres no sería menor, conquistando para España el género italiano de la cantata. Desgraciadamente, el segundo no es tan conocido como el primero. Al Ayre Español lleva 35 años reivindicando la figura de José de Torres. Así lo recordó Eduardo López al final del concierto y en ello insistimos, pues debe quedar constancia de esta gran labor.

Pudimos escuchar tres de las cantadas de carácter religioso escritas por José de Torres que hemos conservado. Intercalando entre ellas dos sonatas de Handel, de modo que sirvieron de descanso para la solista vocal, Maite Beaumont, ya que las obras se interpretaron sin intermedio. Lo que más llama la atención es, como no podría ser de otro modo, la voz de la soprano. La letra tiene su relevancia y, por suerte Beaumont cuenta con una buena dicción. Torres juega con el texto y la música, de manera que nos indica cuando aplaudir –al final del segundo aria de Divino hijo de Adán– o nos indica con solemnidad el dogma del Corpus Christi –en el primer recitado de Afectos amantes. Además, Beaumont recreó perfectamente el estilo de la época y nos maravilló alargando sus agudos sin ningún uso del vibrato, logrando así un hermoso contraste con los agitados violines.

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La soprano Maite Beaumont
© Fermín Rodríguez | Festival de Granada

De Alexis Aguado se debe destacar la energía con la que atacó los golpes, casi truenos, con los que el violín responde a la soprano en la cantada Divino hijo de Adán. Mantuvo una excelente cohesión con Kepa Arteche, algo que se apreció especialmente en los primeros compases del Largo de la Sonata en sol menor, op. 5, núm. 5de Handel. En esta pieza demostraron los instrumentistas de Al Ayre Español algunas de sus cualidades: sobresalir en el momento exacto como demostraron en la fuga que oculta el título A tempo giusto; lograr un sonido cohesionado pero ligero, como el del Air e imprimir tal carácter de danza que dieran ganas de saltar al altar a danzar la Bourrée. Esto mismo ocurrió con las Coplas al final de la cantada Afectos amantes, solo que, el contraste con el que Torres enlaza el Aria precedente con las Coplas a través del recitativo, demuestra una sensibilidad musical aún mayor que la de las sonatas del alemán. 

Beaumont y los músicos de Al Ayre Español supieron transmitir con gran belleza esta sensibilidad y esa es, sin duda, la mejor forma de poner en valor el gran legado de José de Torres.

El alojamiento en Granada para David Santana ha sido facilitado por el Festival de Granada.

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