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Les Musiciens du Louvre escenifican Alcina en el Auditorio Nacional

Por , 18 febrero 2023

Es difícil imaginarse una música tan bella para una historia de amor tan terrible como la que Riccardo Broschi plasmó en su L’isola d’Alcina inspirado en la gran epopeya que es el Orlando furioso de Ariosto. Mentiras, celos e infidelidades salpican a unos pobres personajes zarandeados por capricho del destino y, sin embargo, entonan melodías propias de la inocencia y el amor, generando una dichosa confusión en el espectador que espantaría a los antiguos griegos y haría bramar a Friedrich Nietzsche.

© Rafa Martín | Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM)

Marc Minkowski y sus Musiciens du Louvre fueron los encargados de guiarnos a modo de “Virgilios” por esa Arcadia que durante el primer acto parece el reino de Alcina. También serán ellos los que nos revelen el engaño que nos ha creado la enigmática isla, cambiando completamente la sonoridad de los actos segundo y tercero, mucho más belicosos y ya alejados de la placidez que destila el primer acto. También será tarea de la orquesta, en esta versión de concierto, recrear parte de la escena. Lo consiguen gracias a los efectos sonoros que Handel dispuso con el caprichoso objetivo de engañar, en el más puro sentido de la palabra, al espectador y, al igual que la malvada Alcina, hacerle ver y sentir algo que no está ahí.

¡Pero qué bella mentira la que Minkowski nos narraba! Cuán reales parecían aquellos contrabajos convertidos en leones, esos latidos del herido corazón de Morgana o aquellos ladrillos del templo desprendiéndose con el timbre del clave. La fuerza con la que las cuerdas y los fagotes nos contaban los terribles sueños de Alcina contrastaba con la ligereza aflautada de los sueños agradables en un éxtasis de contrastes en los que Les Musiciens du Louvre supieron demostrar su amplio registro sonoro, su sonido compacto y el dominio absoluto de una batuta que supo emocionar y explotar al máximo los recursos de un Handel ya de por sí sentimental.

Magdalena Kožená junto a Les Musiciens du Louvre
© Rafa Martín | Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM)

Minkowski había creado una escena idílica absolutamente musical que debería ser el sueño de cualquier cantante, pues suponía una excelente base sobre la que ejecutar el canto. La que más aprovechó esta circunstancia fue Erin Morley en el papel de Morgana. La estadounidense destacó especialmente por su musicalidad, tomando y desarrollando las propuestas melódicas que la orquesta le hacía tanto en los tutti como en los diálogos con el violonchelo (en el aria "Credete al mio dolore") y el violín solista (en "Ama, sospira"). Esta última aria del segundo acto fue lo mejor de la velada. Alice Piérot, la concertino, supo cambiar completamente el timbre de su instrumento y hacerlo cantar con un absoluto sonido de solista y potencia suficiente como para dialogar con el chorro de voz de Morley a la misma altura.

Jugó Minkowski con los silencios del "Ama, sospira" para crear mayor emoción, dominando completamente la orquesta y manejándola como un auténtico marionetista, algo que pudimos apreciar también en el "Ah! mio cor!" de Alcina. La mezzosoprano encargada del papel protagonista fue Magdalena Kožená. Destacó en toda la obra por la potencia y proyección de su canto. Mientras que en el primer acto algunos ornamentos quedaron poco orgánicos, supo resolverlos mucho mejor a partir del segundo, y fue precisamente en el da capo de este "Ah! mio cor!" en el que pudo resarcirse brindándonos unas frases llenas de ornamentos, esta vez sí, naturales y acordes a la musicalidad de la pieza.

No fueron tan reseñables los papeles de Ruggiero (Anna Bonitatibus) y Bradamante (Elizabeth DeShong). En el primer caso, aunque sobró energía, faltó fraseo y musicalidad. Aunque realizó agilidades hermosas en "Credete al mio dolore" y supo imprimir a "Mio bel tesoro" el carácter cómico justo, el resultado general no estuvo a la altura de la fama de la mezzo italiana. En el caso de DeShong, lo que falló fue la proyección, quedando unas agilidades que, aunque fueron precisas, estuvieron demasiado apianadas y sin fuerza. Valerio Contaldo (Oronte), supo darle una musicalidad especial a los recitativos —aunque cuenta con ventaja, ya que el italiano es su lengua materna— y nos brindó un excelente fraseo en el "Semplicetto! A donna credi?". Finalmente, Alois Mühlbacher destacó por su peculiar timbre, mientras que Alex Rosen nos mostró su registro amplio y tímbricamente igualado en "Pensa a chi geme d’amor piagata".

A pesar de sus cualidades, los cantantes no consiguieron esta vez arrebatar el protagonismo a Les Musiciens du Louvreque fueron los que más se lucieron representando esta Alcina sin escena.

****1
Sobre nuestra calificación
Crítica hecha desde Auditorio Nacional de Música, Madrid el 15 febrero 2023
Handel, Alcina
Magdalena Kožená, Mezzosoprano
Erin Morley, Soprano
Elizabeth DeShong, Mezzosoprano
Anna Bonitatibus, Mezzosoprano
Valerio Contaldo, Tenor
Alex Rosen, Bajo
Alois Mühlbacher, Contratenor
Les Musiciens du Louvre
Marc Minkowski, Dirección
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