No creo equivocarme al afirmar que el concierto que tratamos en esta reseña nos va a resultar difícil de olvidar a quienes tuvimos la suerte o el acierto de estar presentes. Muchos de los que nos hemos acercado a la música en cualquiera de sus facetas sabemos que siempre entraña un riesgo acudir a un recital de aquellos que nos han servido como modelo y como ejemplo, porque no siempre se corresponde la expectativa producida por una grabación o por una idea con la realidad de un concierto. Anne-Sophie Mutter es, sin duda, una de esas grandes intérpretes que nunca decepciona, y que, más bien al contrario, siempre termina ofreciendo una nueva perspectiva de su repertorio, como quien continúa indagando en las obras que interpreta, sin considerar en ningún momento que ya les ha sacado todo el partido posible.

Se prestan mucho las sonatas de Mozart a ser interpretadas desde una perspectiva simple, a funcionar a veces como un mero prolegómeno de obras de mayor aliento; claro que el dúo formado por Anne-Sophie Mutter y Lambert Orkis no requieren en ningún caso ni calentar ni hacerse con la sala. Por eso resultó que extrajeron de esta Sonata en sol mayor una visión musical de una profundidad emocional sobresaliente, ajena a los convencionalismos “simpáticos” con que en ocasiones se interpretan las obras Mozart. Una interpretación de una seriedad y de un impacto sobrecogedor que sin duda debemos al particular sonido y a la magnífica prosodia de la violinista, para la que cada nota tiene una presencia singular y una dirección evidente en el conjunto de la frase. Es un sonido amplio y en ocasiones desgarrado que, somos conscientes, no siempre se tiene por el más adecuado para Mozart, suponiendo que exista tal cosa como un sonido apropiado para cada compositor. En todo caso, y ya desde los primeros ataques pausados al piano, supimos que no iba a ser esta una interpretación superficial.

© Monika Hoefler
© Monika Hoefler

Si hubiera acabado aquí el concierto nos habríamos ido sin duda con la sensación de haber asistido a algo especial, pero el caso es que aún nos quedó espacio para presenciar una versión insuperable de la Sonata “Primavera” de Beethoven. No creemos que sea posible enunciar con mayor claridad la forma musical del Allegro inicial, ambos intérpretes establecieron los materiales temáticos en un diálogo de articulación impecable que nos permitió seguir los vaivenes del desarrollo y las transformaciones melódicas sin ni siquiera recurrir a la repetición de la exposición. Huelga decir que no le puso pegas la partitura pianística a un Lambert Orkis ágil y eficiente, aunque tal vez un poco excesivo de pedal en algún que otro pasaje. Acometiendo la obra, en general, con un tempo más bien rápido, nos pareció que las mejores muestras de compenetración y maestría se dieron en el trepidante Scherzo, plagado de trampas rítmicas y cambios bruscos de carácter. Sólo una agrupación tan sólida como esta es capaz de resolver semejantes dificultades y no perder de vista la expresión alegre beethoveniana sin caer en la sensiblería.

Poco más podía decirnos la Sonata en la mayor de César Franck que aconteció tras el descanso. Aún siendo monumental en su estructura y particularmente creativa en algunos pasajes melódicos, carece de la audacia y del desparpajo de la obra precedente; tiene, sin duda, momentos memorables como el intenso Allegro, en el que ambos intérpretes estuvieron formidables; pero también abundan otros que parecen buscar más el efectismo que la expresión: notorios momentos de dificultades pianísticas dieron buena muestra de ello, y así resultaron en grandes aplausos al término del recital que nos condujeron a dos propinas. La primera de ellas Nice To Be Around de John Williams, muy del estilo de la La lista de Schindler; y la segunda una Danza húngara de Brahms que, esta vez sí, con la soltura resultante de un trabajo previo bien hecho, interpretaron con más de una licencia.

Ovaciones, y no solo para el conjunto musical, sino también para S.M. la Reina Doña Sofía, que ostentó la Presidencia de Honor en un concierto en favor de las Becas Juventudes Musicales de Madrid que, como saben, patrocina la violinista alemana.  

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