Para afrontar una obra musical como es La sonnambula, no nos deberíamos olvidar de la primera Amina de la historia, Giuditta Pasta, la famosísima soprano italiana, favorita de Bellini, que no solo tuvo el privilegio de ser la primera Amina, sino que también estrenó a Norma. No era para menos. La Pasta destacó por un amplísimo registro y unas capacidades para la coloratura inigualables en su época que quedaron plasmadas en las partituras de Bellini, creando la italiana, de este modo, un legado que perduraría hasta nuestros días.

El espectador de La sonnambula no debe dudarlo ni por un momento, la protagonista indiscutible de la obra no es otra que Amina, que en el segundo reparto de la temporada 2022/2023 estuvo interpretado por Jessica Pratt. La soprano mostró un profundo respeto por un personaje que demanda gran pericia vocal y nos ofreció toda una lección de dominio de la voz en cada una de sus arias. Ya en el primer acto, en el recitativo "Care compagne, e voi, teneri amici" y posteriormente en el aria "Sopra il sen la man mi posa" alcanzó los agudos con naturalidad, mostrando una voz ligera con un timbre cristalino muy adecuado para Bellini. Una vez más, certificamos el éxito de dedicar una carrera musical a un estilo concreto, pues Pratt mostró no solo una gran voz, sino un timbre que destaca especialmente en las óperas belcantistas, capaz de ascender con tanta naturalidad como ligereza a las notas más agudas, dando incluso la sensación de que tales virguerías resultarían sencillas para cualquier humano, ¡nada más lejos de la realidad!
Algo similar ocurre con el timbre de Francesco Demuro, que encarnó a Elvino. Sus notas metálicas y la brillantez se asemejan en cierto grado a las definiciones que nos han llegado de la voz del primer Elvino: el legendario Rubini. La voz de Demuro tiene más cuerpo que la de algunos tenores ligeros de la escena actual. En este aspecto encajó mejor en los dúos con Serena Sáenz (Lisa), quien mostró un potente chorro de voz en todo su registro. La soprano barcelonesa mostró también buena iniciativa actoral, una pena que el movimiento de escena no permitiese sobresalir en este ámbito. Y es que, si por algo destacó la propuesta escénica de Bárbara Lluch fue por ser forzadamente estática, lo que impidió que brillara un libreto que tiene mucho más jugo que el que Lluch le supo sacar. Por la nota que escribió en el programa, la catalana parecía más interesada en contar su propia historia que la de Felice Romani, un error que enturbió especialmente la escena en la habitación del conde Rodolfo, desvirtuando al aristócrata para, como decíamos, cambiar el mensaje del libreto. No afectó, sin embargo, a la voz de Fernando Radó, quien ejecutó un fraseo melódico y ágil que encajó muy bien con Jessica Pratt.
Sí acertó Lluch con la caracterización del coro como ese clamor popular, ese gran personaje secundario heredero del coro ditirámbico. Máspero supo conseguir una cohesión absoluta, mayor incluso que en otras ocasiones, logrando así el objetivo deseado. No estuvo tan acertado el final del segundo acto. Pratt, subida a la cornisa de una especie de cabaña abandonada de filme de terror que debía hacer las veces de templo, se revolvió sobre ésta, un movimiento escénico completamente opuesto a lo que vocalmente nos ofreció: una elegancia y un dominio vocal absolutos, muy alejados de los movimientos espasmódicos que Lluch convirtió en leitmotiv de la obra.
Vocalmente, Pratt se coronó en los minutos finales de la ópera con un aria repleta de contrastes de matices e incluso de timbres, con agudos claros y precisos como si su voz se tratase de una flauta y adornos vocales cuidados al detalle y ejecutados con gran pericia. También funcionó mejor el acompañamiento orquestal en esta segunda parte al mostrar un sonido más brillante que encajó a la perfección con el timbre de la australiana. Los vientos también supieron ejecutar sus partes con mayor precisión que en la primera mitad y, en general, el resultado musical fue superior.
El Teatro Real cumple así su objetivo de poner en valor esta ópera de Bellini, muchas veces opacada por el éxito de su hermana Norma, pero que vemos que funciona incluso mejor para sacar a relucir las voces de las grandes sopranos de coloratura.