Desde la emblemática sala de conciertos del Barbican Centre hemos disfrutado de un concierto en el que se celebraban las cincuenta primaveras de Thomas Adès, una de las figuras más importantes y carismáticas del panorama musical británico e internacional. En esta velada, se presentó en la triple función de director de orquesta, pianista y compositor. A su lado, la Britten Sinfonia, admirable orquesta de cámara con la que colabora desde hace varios años. El concierto fue presentado desde el escenario por la compositora Zoë Martlew, que de manera amena y precisa comentó las obras y entrevistó a dos miembros de la orquesta.
En funciones de director de orquesta, el homenajeado comenzó con la obertura del ballet Las criaturas de Prometeo, op. 43, de Ludwig van Beethoven, en una versión llena de fuerza y convicción. Adès, sin batuta y con movimientos muy expresivos, mostró ideas claras y perfectamente realizadas, mientras que la orquesta se destacó por la variedad y el virtuosismo. A continuación, un mundo sonoro muy diferente, con Rakastava, op. 14 de Jean Sibelius; obra para conjunto de cuerdas, timbal y triángulo, que recibió una interpretación exquisita. Desde el comienzo del primer movimiento ("El amante") fuimos sumergidos en un paisaje lleno de detalles, contrastes y matices, mientras que en "El camino del amante", hubo gran control instrumental y de las dinámicas. El sobrecogedor tercer movimiento "¡Buenas noches!...¡Adiós!") que refleja la lucha psicológica de los amantes ante el viaje de uno de ellos, quizás para no volverse a ver nunca más, fue muy bien reflejado por los intérpretes, con magníficos solos instrumentales de violín y violonchelo. Otra obra fascinante, el Concertino de Leoš Janáček, nos mostró a un Adès impecable como pianista. Resolvió muy bien todos los problemas técnicos; aunque, más que por su virtuosismo (también presente), se confirmó como gran músico, revelador de la extraordinaria obra del compositor checo. Interesantísimo el primer movimiento (Moderato), para piano y trompa, que comenzó con unos ataques muy secos, para luego mantener un diálogo perfecto con el excelente trompista. El segundo (Più mosso), para piano y clarinete (salvo en los últimos compases, donde entra el conjunto) mostró control rítmico absoluto y humor, con una gran actuación del clarinetista. Los dos últimos movimientos (Con moto y Allegro) fueron también muy logrados; el último algo más lento de lo habitual, pero plenamente convincente. Adès estuvo fantástico en las cadenze.
La velada siguió con dos composiciones de nuestro artista: Shanty – Over the Sea para orquesta de cuerdas y Concerto Conciso para piano y grupo instrumental. Shanty – Over the Sea, escrita durante la cuarentena del 2020, refleja el canto de los marinos, en el que ciertas células se repiten constantemente pero siempre con alguna variación. Obra muy interesante por su orquestación (con muchos armónicos y pizzicati) y su estructura; aspectos perfectamente reflejados bajo la dirección del compositor. A continuación, el Concerto Conciso, pieza de gran complejidad y muy difícil de interpretar. Una auténtica cornucopia sonora donde se reflejan diversas influencias, especialmente las jazzísticas del primer movimiento ("Study for a coda"), en el que el conjunto toca a varios tempi a la vez y da la sensación de que los instrumentos son independientes unos de otros, pero sin dejar de funcionar como grupo. El segundo ("Ciacconetta") comienza con un expresivo solo de piano, que durante el movimiento utilizará técnicas extendidas, destacándose también aportaciones como las del saxofón y la percusión. En el tercero ("Brawl") destacan ritmos, contrastes y golpes de efecto. Gran triunfo de Adès, en sus tres roles. Y después de esta obra maestra, el homenaje concluyó con un regreso al Prometeo de Beethoven: dos de sus números (Adagio y el Finale) en interpretaciones muy convincentes. Expresivo y delicado el Adagio, con espléndidos solos de flauta, arpa y cello; y rítmico, danzable y burbujeante el Finale. En fin, un concierto memorable en todos los sentidos, magníficamente concebido y realizado, que nos ha permitido disfrutar de un Adès soberbio y de la magnífica Britten Sinfonia.
Este concierto ha sido reseñado a partir de la transmisión de video desde el Barbican Hall.