Los visitantes que lleguen a la Expo Milano quedarán impresionados por la envergadura del espacio. Desde el comienzo del bulevar "Decumanus" de 1,5 km no se distingue el final. Una riada de gente se mueve entre los pabellones vestidos ostentosamente que albergan 145 países participantes, para encontrar en el interior excéntricos ejercicios de diseño y muestras de sostenibilidad -"Alimentar el planeta, energía de por vida" es el tema- además de incontables fuentes de auténticos nutrientes: "patatas fritas" en el pabellón belga o jarras de cerveza de Múnich en el refugio eco-chic alemán. Junto al "Cardo" perpendicular se sitúa un teatro abierto de 11.000 butacas para el Cirque du Soleil, y que queda empequeñecido solo por el inmenso lago Arena, con un bosque en miniatura y un "Árbol de la Vida" de 37 metros.
Milán se lo ha montado a lo grande para estas instalaciones de la misma feria mundial que trajo el Crystal Palace a Hyde Park en 1851 y la Torre Eiffel a París 100 años después de la toma de la Bastilla. Los preparativos durante los meses previos a la apertura el 1 de mayo han sido controvertidos en :retrasos en los trabajos, una línea de metro inacabada, conspiraciones de la mafia, costes ascendiendo hasta 13 billones de euros, el Papa Francisco criticando el despilfarro, pero hay, en cualquier caso, una enorme expectación en la ciudad, se espera la visita de 20 millones de personas durante los seis meses que dura la Expo y el primer ministro Matteo Renzi abandera el evento como un nuevo comienzo para un país sumido en una profunda crisis. Una explosión de acontecimientos culturales en la ciudad de Milán acompañan a la Expo, la mayoría de los cuales se organizan bajo el imperante cartel cultural “Expo in Città”.
Actualmente, sonidos musicales surgen por todas partes como erupciones. Los amantes del jazz acuden en bandadas al barrio Studi Città para "El Ritmo delle Città", que se extiende de mayo a julio, (una colaboración con el Festival de Jazz de Torino), mientras que los paseos por el centro de la ciudad se vuelven fiestas nocturnas en el entorno exquisito de los alrededores de los claustros del Piccolo Teatro Grassi. Una atmósfera similar se crea alrededor del Castillo Sforza con una corte del s. XVI para el festival de música "Estate Sforzesca" -la versión milanesa de de la parisina "Fête de la musique"- y que llenó las calles de música con un desfile de cuatro días durante el pasado fin de semana para el solsticio de verano. La música es una parte central de las festividades de la Expo: el propio evento se inauguró con un concierto en la celestial piazza del Duomo, a cargo de Diana Damrau junto a Andrea Bocelli y la Orquesta della Scala, las arias operísticas más famosas, y Lang Lang frente a un Steinway hecho de mármol.
Las mejores instituciones musicales de la ciudad se han involucrado con sus propias aportaciones, además de una temporada ampliada de la orquesta LaVerdi y una programación innovadora. Una característica sorprendente es el encargo de Las variaciones Expo al compositor italiano Nicola Campogrande, cuyas 24 instalaciones están dedicadas a diferentes países invitados a la Expo en un rico despliegue de sabor patriótico. Si el apetito se hace notar, los asistentes pueden disfrutar de una comida tras los conciertos en "M.A.C.", el nuevo centro de arte y restaurante de la orquesta situados a un tiro de piedra del Auditorio de Milán. La colaboración de LaVerdi con "ATMosfera" significa que también pueden subirse al tranvía de 1928 convertido en restaurante para un tour por la ciudad y una comida de tres platos. (Se pueden ver tranvías originales todavía circulando y que son mantenidos por la compañía de transportes ATM.)
Hay una buena oferta para los amantes de la ópera también. La Scala ha ampliado su temporada con, en su mayoría, grandes éxitos tales como La bohème de Zeffirelli. La programación también contentará a los asistentes más audaces con material más fresco que incluye una magnífica producción de Turandot con Riccardo Chailly (estrenada en la Dutch national Opera y que llega ahora a Milán), seguida de un encargo a Battistelli -CO2- y que reflexiona acerca de los temas medioambientales tratados en la Expo propiamente. Todavía está por llegar una versión nueva y futurista del Otello de Rossini con Juan Diego Flórez. Se escuchó al tenor la semana pasada en La Scala en un recital de arias, mientras que un puñado de atractivos nombres llenarán los teatros de ópera: Jonas Kaufmann, José Carreras y Ramón Vargas, por mencionar solo los tenores. El Festival Internacional de Orquestas de La Scala es quizá el evento más importante de todo el periodo. Lleva la aristocracia de las orquestas a la ciudad, las orquestas filarmónicas de Boston, Berlín y Viena a la Orquesta del Festival de Budapest con Ivan Fischer o la Concentus Musicus de Viena con Harnoncourt. Las sinfonías de Mahler forman la columna vertebral de la programación, pero también domina Beethoven las propuestas de la Orquesta de Cleveland y de la Orchestra dell’Accademia Nazionale di Santa Cecilia con Antonio Pappano. Las jóvenes orquestas de Sudamérica traerán una brisa fresca con un programa más flexible que ofrecerán durante dos semanas, formando un tentador festival "El Sistema" dentro del festival. Aparte de la gran oferta de eventos, es la manera en la que varios de ellos prometen ampliar nuestra visión de la ciudad lo que contribuye a hacer de esta ocasión algo significativo. Con frecuencia descrita como una ciudad escondida, muchos de los tesoros de Milán se hallan en los patios salvaguardados tras los muros de los palazzi. “Piano City Milano” presenció pasajes prohibidos abiertos de par en par durante 3 días de 350 conciertos de piano. En julio, el festival de música antigua "Milano Arte Musica" llevó arrastró al públido ce los Tallis Scholars y el Coro de la Catedral de Westminster, entre otros, a iglesias y basílicas de la ciudad que de otra manera se perdería uno fácilmente. "MITO SettembreMusica" es la unión mundialmente famosa entre Milán y Turín, presenta "todas las sombras de las música" (tal y como el magnífico poster technicolor anuncia) en conciertos que se desarrollan tanto en espacios poco conocidos como en las principales salas. El New York Times votó recientemente a Milán como el destino número uno para 2015: con tanta oferta, ¿quién lo discute? Para los peregrinos musicales, el destino es, cuanto menos, un acierto seguro. Milán es el lugar al que acudir este verano.