El público que el pasado jueves asistió al concierto de la Orquesta Sinfónica de Navarra tuvo la suerte de sentarse no tanto en las butacas del Baluarte como, más bien, en los asientos de un tren y viajar por Europa y los Estados Unidos, mientras el director Stefan Solyom y la violinista Angela Wee describían el paisaje que se veía desde la ventanilla.