“Un espacio de creación”. Así es como el director alicantino Josep Vicent describe ADDA Simfònica, una de las orquestas españolas creadas más recientemente. Con sede en el Auditorio de la Diputación de Alicante, el conjunto nació como un proyecto personal de su director artístico. La plantilla inicial estaba formada por cuarenta y tres profesores y la orquesta debutó en diciembre de 2018 con un programa para el que Vicent preparó dos piedras miliares: la Quinta de Beethoven y la Cuarta de Chaikovski. Desde entonces, la agrupación no ha parado de crecer en ambición y confianza.

Durante la entrevista con Josep Vicent, además de hablar del curso que ahora comienza, quisimos averiguar cuál ha sido el trabajo que ha permitido que, en tan solo seis temporadas, la orquesta ocupe un lugar destacado en el circuito internacional. En este tiempo han surgido de igual modo otros perfiles de oyentes. Uno de ellos lo conforman los numerosos “funcionarios de alto rango de la Unión Europea que viven en la ciudad. Por otra parte, el Aeropuerto de Alicante-Elche “Miguel Hernández” es el más transitado de la Comunitat Valenciana y uno de los más importantes de España, y permite que el ADDA disponga de “conexiones directas con las grandes ciudades europeas todos los días en unas dos horas”. Una gran oportunidad, en definitiva, para llegar a un público amplio, “ecléctico, crítico y muy exigente, formado por mil abonados para un aforo de mil trescientas butacas”.
Por otra parte, Vicent no considera que la proximidad de la capital autonómica, València, y su rica vida musical sea un condicionante a la hora de armar su propuesta. Manifiesta que su interés no reside “en programar desde la competencia, sino desde la ilusión de crear un contenido propio. Estamos suficientemente cerca y suficientemente lejos como para que todo eso sea para bien”.
En este momento, los aplausos obtenidos por ADDA Simfònica y Josep Vicent en el concierto inaugural de la temporada 2025-2026 ya se han disipado. En él volvió a sonar la Sinfonía núm. 4, de Chaikovski, junto al Concierto para piano núm. 2, de Chopin, interpretado por Martín García García, y el estreno absoluto de Ítaca, de Ximo Cano. “Un compositor también alicantino que conecta muy bien con los públicos de nuestra tierra”, comenta Vicent, “y que tiene muchísimos seguidores en el mundo de las bandas. Nos conocemos desde hace muchos años y esta cercanía nos ha permitido madurar la obertura de la temporada con enorme intimidad, pensando en cómo esta obra, conceptualmente sólida a la vez que conectada con lo popular, debe funcionar como base de todo lo que viene después; teniendo en cuenta que cerraremos en junio con la Titán, de Mahler”.
Esos son, según Vicent, el alfa y el omega de ese “Viaje a Ítaca” que propone para el curso que ahora comienza. Al preguntarle qué ofrece el ADDA a los melómanos, que no ofrezca nadie más, responde: “un deseo de aventura. En mis programaciones, a la hora de combinar los conciertos, intento marcar una directriz con sentido curatorial, como en una exposición de pintura. Un viaje existencial nos va a llevar por diferentes geografías y las músicas que las definen o que las exploran. Conviviremos con la sorpresa”. Por ejemplo, con el Concierto para orquesta, de Zhou Tian pretende “dejar ver lo que está pasando en Asia. Un mundo quizá más desprejuiciado que el europeo, que mira con una perspectiva más renovadora”. Será dirigido por Darrell Ang, un músico de Singapur “que tiene muy buena relación con las músicas de Tian”.
Pero el viaje del que hablaba Josep Vicent no sólo es conceptual o metafórico; también es físico y geográfico. Entre el 29 de octubre y el 8 de noviembre con ADDA Simfònica visitará los principales auditorios de Japón: Fukuoka Symphony Hall, Shunan-shi, Muza Kawasaki, Mie-ken en el Sogo Bunka Center, el Suntory de Tokio y el Symphony Hall de Osaka. Se trata de una gira apuntalada por la experiencia vivida en periplos anteriores desarrollados entre Francia, Alemania y Eslovenia, que han favorecido la maduración del conjunto.
“La organización de las giras, desde un primer momento, genera una serie de diálogos internos muy interesantes y productivos tanto en el terreno práctico como en el programático. La experiencia ayuda a definir qué queremos como conjunto y también a aprender a decir 'no', a veces. Vamos a Japón con mucha ilusión. Pero, por otra parte, supone un gran esfuerzo para el pequeño equipo de gestión que tenemos: sólo tres personas, pero muy entregadas”.
A los alicantinos les acompañará el pianista Martín García García —“muy conocido allá”, apunta Vicent— y la guitarrista japonesa Kaori Muraji. En los atriles, música de Ravel, Falla, Rodrigo y Rimski-Korsakov. Unas piezas que “permitirán mostrar el sinfonismo que puede desplegar la orquesta a la vez que nuestro compromiso y amor sincero con el repertorio español”.
A su regreso, en noviembre, Leticia Moreno se une a la orquesta para interpretar 1001 noches en el Harén, "un concierto para violín y orquesta de Fazil Say poco prodigado aquí. Es música contemporánea, étnica, impregnada del folklore turco y, a la vez, ligada al romanticismo. Y un estreno en España muy importante, resultado de una colaboración a largo plazo con ADDA Simfònica, será el de Liberi Tutti, concierto para cuarteto de cuerda y orquesta de Nicola Campogrande. El estreno absoluto lo dirigí el pasado junio a la Orquesta Sinfónica Milán con el Meta4 Quartet que también lo estrenará aquí”.
Vicent reconoce la ausencia de compositoras en la agenda: “a la hora de programar intento que esta situación fluya con naturalidad. A veces me salen programaciones con un poco más de peso hacia un lado y otras hacia el otro. Es verdad que falta presencia de la mujer en muchos ámbitos, por eso esta vez tenemos más solistas que “solistos” y directoras como Joana Carneiro”.
Otra de las apuestas de ADDA Simfònica es la serie digital Visual Álbum y lo más importante es que el repertorio que la compone está llamativamente escorado hacia la música de los siglos XX y XXI en una proporción de más del sesenta por cien a favor de esta última. Un hecho poco frecuente. Del Romanticismo sólo se repiten dos apellidos: Beethoven y Chaikovski. Después descuellan: Ravel, Falla, Stravinsky, Prokófiev, Shostakóvich, Berio y John Adams.
A este respecto, Josep Vicent, considera “una responsabilidad enseñar estas páginas asumiendo el reto de su dificultad. La Sinfonía de Berio, por ejemplo, conlleva un gran riesgo porque combina geografías áridas y otras que no lo son tanto. Además, como músico, es un placer ordenar las músicas que son un poco más abstractas y crearles una estructura que funcione igual que funcionan ocho compases de Mozart”.
“Con la música de John Adams —otro dato— vivo un idilio desde que tocaba la percusión en el Concertgebouw de Ámsterdam. Un día, Adams vino a dirigir Short Ride in a Fast Machine, una pieza bastante trillada ahora, pero inédita en aquel momento. Cuando aquello empezó a sonar me entró una cosa en el estómago… pensé: por fin alguien ha encontrado el puente entre la aridez del minimalismo americano y el romanticismo europeo. Me quedé tan alucinado que no paré de programarlo”.
En paralelo a esta atención a la parte del canon más controvertida o menos “trillada”, ADDA Simfònica y él trabajan en la vía de renovar el formato concierto. Un concepto que para el director ha ido cambiando a lo largo de su carrera, según reconoce. Le gusta, señala “limar las asperezas de la luz blanca cenital. Si el escenario es un poco más cálido me ayuda. Si un creador como Sagar Forniés ha imaginado un cómic maravilloso para ilustrar A la busca del más allá, de Rodrigo, y cuenta la aventura de la obra soy feliz al exponerlo”.
Se trata de experiencias aprendidas en otros ámbitos que compatibilizo con la orquesta como la dirección musical de los espectáculos creados por La Fura dels Baus o algunos del Circo del Sol. “Ahí aprendí que la interpretación de una obra no está reñida con una iluminación bonita, con una orquesta que apetezca desde el punto de vista visual. En el ADDA conviven momentos teatrales con momentos extremadamente sutiles y neutrales”.
Por último, la conversación nos llevó a descubrir la vertiente social de la entidad: “En el ADDA intentamos construir espacios sonoros en cada uno de los pueblos de la provincia que visitamos, ya sea en un auditorio o en la plaza si no lo tienen. Me atrevería a decir que hemos estado en más del ochenta por cien, ya sea conmigo como director o con otros colegas invitados. También vamos a hospitales, residencias y centros de acogida. En un proyecto en el que los músicos se implican de un modo personal, tan emocionante como cualquier concierto en nuestra sala”.
ADDA Simfònica estará de gira por Japón entre el 29 de octubre y el 8 de noviembre.
Aquí puede ver los próximos conciertos de ADDA Simfònica.
Este artículo ha sido promocionado por el Auditorio de la Diputación de Alicante.

