Sólo le faltaba al Ciclo de Grandes Intérpretes de Scherzo contar con la presencia de Yulianna Avdeeva en uno de sus recitales. Se trata de una magnífica pianista rusa que muchos hemos tenido la suerte de escuchar en visitas anteriores en el Círculo de Bellas Artes. Ahora la encontramos en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional abriendo el cartel del famoso Ciclo, que siempre congrega a lo mejor y más selecto del panorama pianístico internacional. Interpretó un programa compuesto por obras de Chopin y Liszt, un repertorio inteligente y homogéneo, bien perfilado en una interesante línea narrativa que, sin duda, fue incrementando su intensidad hasta el clímax propiciado por su inolvidable interpretación de la Sonata en si menor de Liszt.

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Yulianna Avdeeva en el Auditorio Nacional
© Álvaro Panda | Fundación Scherzo

Comenzó el proyecto con las Cuatro mazurkas, op. 30 de Chopin. En ellas accedimos a un ejercicio de expresividad melancólica y reflexiva, pero también contrastante con el carácter ligero, majestuoso y apasionado que se establece a lo largo de todo el conjunto. Todas estas emociones las transmitió Avdeeva con la sutileza propiciada por un fraseo coherente y un sonido de contenida intensidad. A continuación proyectó una envidiable interpretación de la Barcarola, una obra que muchas veces se ensombrece cuando se atiende más a la exageración de sus adornos que a la comprensión de su estructura. Avdeeva presentó un enfoque particularmente hábil en clarificar la forma de esta pieza enrevesada y se mostró sutil en su habilidad para no regodearse en la imagen poética o pintoresca de la obra, defendiendo la expresión musical independientemente de su contexto programático.

Sirvió como puente, pero podríamos decir que fue uno de los momentos más profundos del recital, el Preludio en do sostenido menor al que la pianista dotó de una intensidad especial. A partir de este momento se incrementó la tensión con la frenética interpretación del Scherzo núm. 3. Le ganó Avdeeva el desafío ante la incesante presencia de unos patrones de octavas veloces resueltas con gran desparpajo y tremendo impacto, por no hablar del dominio evidente sobre las tensiones dinámicas contrastantes. Posteriormente concluyó la primera parte del recital con el famoso Andante spianato y una Polonesa que dio opciones para mostrar el ritmo frenético que es capaz de adoptar y dominar Yulianna Avdeeva.

Yulianna Avdeeva © Álvaro Panda | Fundación Scherzo
Yulianna Avdeeva
© Álvaro Panda | Fundación Scherzo

La segunda parte resultó, si cabe, más interesante, con la Sonata en si menor de Liszt como composición principal. Fue precedida por la Bagatela sin tonalidad y por la inquietante Unstern, poco conocida, pero que contiene unas armonías y unos intervalos interesantísimos, que se expresan en el lenguaje de su tardío Vía Crucis. Avdeeva supo mostrar una nueva cualidad expresiva basada en un fraseo más seco y agresivo, y en una cualidad llamativa para ser elocuente en los silencios, afrontados con paciencia y elegancia.

Con todo, aún nos ofreció una magnífica representación de la desbordante Sonata en si menor que, como antes la Barcarola, se benefició de una atención precisa en la estructura, dado que la obra no se conduce por la forma habitual de una Sonata. Consiguió enunciar los motivos melódicos con todas sus variaciones emocionales con toda claridad, y destacar los contrastes dinámicos y expresivos manteniendo en todo momento el espíritu declamatorio que se encuentra presente en toda la partitura. Sin duda, una gran pianista para hacer frente a esta obra extraordinaria.

Al término del recital, y aún habiendo soportado amablemente las múltiples irrupciones de los timbres telefónicos, nos ofreció de propina dos piezas de Chopin, un Vals y una Mazurka, y con ello concluyó el primero de los conciertos del Ciclo de Grandes Intérpretes, en cuya próxima edición esperamos volver a ver a Yulianna Avdeeva.  

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