Dentro del ciclo Salamanca Barroca, resultó muy interesante el concierto presentado por Les Arts Florissants en el Auditorio Fonseca. En el programa, dos obras del siglo XVII dedicadas a la figura bíblica de Jefté, que tratan sus vicisitudes: desprecio de sus hermanos, victoria sobre los amonitas, voto de Jefté, desgracia de la hija, etc. Las interpretaciones confirmaron la fama internacional de este grupo emblemático en el mundo de la música antigua, y permitieron mostrar la calidad de cada uno de los integrantes que participaron en esta velada.
Paul Agnew, que además de dirigir actuó como cantante, dedicó unos minutos a presentar la obras y el hecho de que él mismo descubrió la que abría el programa: Jephte de Antonio Draghi, compuesta en el año 1680. La belleza de la composición, con sus recitativos, arias y coros, bien merece un reconocimiento público, ya que su audición fue muy disfrutable. El conjunto instrumental, de corte camerístico, estuvo formado por Florian Carré (clave y órgano), más Elizabeth Kenny y Sergio Bucheli como laudistas, músicos excelentes que lograron mantener el interés durante toda la obra; y solo en momentos puntuales se nos antojó que el sonido podría estar algo más presente. Gran proyección vocal y profundidad interpretativa fue la mostrada por el barítono Edward Grint, que destacó desde su primera intervención; mientras que Benoît Descamps fue un narrador que supo utilizar de manera óptima sus capacidades expresivas y retóricas. Por otro lado, Mélodie Ruvio mostró gravedad y dramatismo adecuado en su papel travestido de Jefté; a su vez, Blandine de Sansal fue dulce y dramática, según requerían las emociones de la hija. Los hermanos de Jefté fueron recreados en las voces de Paul Agnew, Ellen Giacone y la vallisoletana Lucía Martín-Cartón, todos ellos estupendos en sus funciones. Los coros fueron cantados por todos los cantantes mencionados.
La Historia di Jephte, de Giacomo Carissimi, es una obra conocida, que cuenta ya con algunas grabaciones. Su texto está escrito en latín, a diferencia de la obra anterior, cuyo idioma es el italiano. Después de una introducción en la que los instrumentistas tocaron la Quarta toccata de Michelangelo Rossi, escrita en 1657, comenzó la espléndida interpretación semidramatizada del oratorio. En la versión de Carissimi, solo hay dos personajes principales: Jefté y su hija; mientras que la narración es llevada por distintos integrantes, que pueden ser solistas, dúos, tríos o coro. Lucía Martín-Cartón estuvo fantástica en su papel de hija; aparte de la evidente belleza vocal, desplegó una gran capacidad expresiva que la sitúa entre las grandes cantantes españolas, especialmente en el terreno de la música antigua. Su triunfo fue total, y habrá que escucharla en diversos repertorios. Excelente también el Jefté de Paul Agnew, que es un cantante muy emocional e impactante. Las otras voces realzaron la interpretación por su calidad, destacando especialmente los momentos corales, de gran coordinación y belleza. Ante el rotundo éxito y la insistencia del público, se ofreció como regalo una de las últimas partes corales de la obra de Carissimi.
Fue una velada que nos permitió descubrir una obra desconocida de muchísimo interés y revivir otra más conocida, pero no tan programada, en versiones muy atractivas y adecuadas.