Al consultar la programación de la nueva temporada de un teatro de ópera importante, los fans de ópera ávidos de nuevas experiencias van derechos a los estrenos: ¿qué hay nuevo para tentar los paladares, para encauzar la ópera hacia el futuro? En la temporada del Liceu 2018-19 hay una clara respuesta: L’Enigma di Lea, la primera ópera de Benet Casablancas, compositor que ha desarrollado una notable carrera en otras formas musicales. Allison Cook, que hace poco nos impresionó en Greek, de Turnage, canta el rol protagonista en una obra que promete intensidad y espiritualidad.
Otros fans de ópera se centran en las estrellas que figuran en los repartos, lo que nos lleva al otro extremo de la historia de la ópera con una versión de concierto de Agripina, de Handel, en mayo. Joyce di Donato canta el rol titular, Franco Fagioli es Nero, Kathryn Lewek (a la que hemos visto con frecuencia interpretando brillantes coloraturas como la Reina de la Noche) canta Poppea, además de Marie-Nicole Lemieux, una de la mejores contraltos del momento - estarán acompañados por los prometedores Il Pomo d’Oro.
En octubre, Lewek protagoniza otra versión de concierto: Candide, de Leonard Bernstein, una opereta que se está representando más este año que se cumple el centenario del compositor. Su absoluta brillantez y diversión se ganaron al público de Los Ángeles en enero, así que esperamos que, a pesar de la dificultad para catalogar esta pieza, obtenga un lugar permanente en el repertorio. Un tercera versión de concierto trae a Diana Damrau como Ophelia en el Hamlet de Ambroise Thomas.
Tal y como cabría esperar, las producciones que abren y cierran la temporada cuentan con un reparto muy fuerte, ambas con tenores que se cuentan entre los favoritos del público local. I puritani, de Bellini, abre la sesión y cuenta con el inimitable bel canto de Javier Camarena, y Pretty Yende como Elvira enfrentada al poderoso barítono Mariusz Kwieceń. La producción de Annilese Miskimmon (que reseñamos en la Welsh National Opera) mezcla el s. XVII con la más moderna división entre Católicos y Protestantes en Irlanda del Norte en los tiempos del conflicto. El cierre de temporada será un capricho para los verdianos con Luisa Miller, tan injustamente poco programada. Sondra Radvanovsky aborda el rol titular frente a Piotr Beczała, que nos dejó boquiabiertos en Werther el año pasado, el soporte en el registro bajo estará a cargo de Luca Salsi y la cavernosa voz de Dmitry Belosselskiy. Ambientada a finales del s. XVIII, la producción de Damiano Michieletto está llena de simbolismo.
El periodo más representado es el italiano de finales del XIX, con tres de las diez producciones escenificadas. Este va desde el familiar verismo de Tosca (otro reparto de estrellas con Monastyrska, Sartori and Schrott) y Madama Butterfly (la coproducción de Caurier/Leiser con el Covent Garden) hasta el inverosímil argumento de La gioconda de Amilcare Ponchielli, ópera muy afamada, por desgracia, debido a la alucinógena "Danza de las horas" que Disney recreó, pero que contiene música muy buena y nos brinda la oportunidad de ver a Iréne Theorin. Para una dosis de devastador verismo -y de una credibilidad que supera a toda la escuela italiana- hay que ver Káťa Kabanová, de Janáček, con Patricia Racette como la desventurada heroína y Rosie Aldrige como su dominante suegra.