Tras un minuto de silencio por los atentados de París del día anterior, William Christie levantaba la batuta para dirigir la ONE en un programa dedicado a una de las épocas doradas de la música francesa. Las obras escogidas eran selecciones de las óperas Médée de Charpentier y Les Borèades de Rameau (la primera es de 1693 y la segunda, de 1759). Dos óperas que fueron rechazadas en su momento, e incluso, como en el caso de la última, el compositor no llegó a escucharla, pero que hoy en día representan la evolución del estilo francés durante el siglo XVII y XVIII.
La Orquesta Nacional de España es la tercera orquesta sinfónica que dirige William Christie, afrancesado y experto en el barroco francés, comprende a la perfección la problemática y limitaciones que se dan a la hora de interpretar este repertorio con una orquesta sinfónica (instrumentos no históricos y músicos no tan habituados a interpretar esta música). Christie contaba con tres aliados que fueron el timón de la formación: por un lado, el violinista Hiro Kurosaki, concertino habitual en las formaciones de Christie, lideraba la cuerda frotada transmitiendo un gran sentido del fraseo y conocimiento del estilo inègal francés, que tanto caracteriza a este repertorio; por otro, la clavecinista Beatrice Martin y el laudista Pablo Zapico en el continuo, que proporcionaron el color tímbrico, las sutilezas y la dinámica necesarias para dar vida a estas partituras, además de una gran compenetración con la sección vocal. En la obra de Charpentier se percibieron altibajos y cierta descompensación en la cuerda: parte de esta sección intepretaba con gran gusto, en la línea de Kurosaki, y lo hacía con arcos barrocos, mientras otros tocaban de manera más desinteresada, menos emotiva. En la segunda parte del concierto, se escuchó a una orquesta más unida, quizás porque Rameau, con su orquestación preclásica, sea más próximo cronológica y estilísticamente al repertorio habitual de la Orquesta Nacional, algo que se pudo observar especialmente en los minuetos o gavotas que se intercalaban con las partes vocales.