La Orquesta Barroca de Helsinki presentó un concierto en torno a música del periodo dieciochesco de compositores tan conocidos como Bach o Haydn, y exploró autores nórdicos menos cercanos como Johan Helmich Roman o Joseph Martin Kraus. La mezzosoprano Monica Groop ofreció su voz y potencia en las arias de Kraus y en la cantata Maria quaerit Christum Filium de Joseph Haydn.
La orquesta, en formato reducido con un instrumentista por cuerda, comenzó el concierto con una sinfonía de Helmich Roman. Considerado este como el "Handel sueco", y con razón, ya que en todo momento se podían apreciar reminiscencias de las obras instrumentales del compositor de Halle, así como del estilo galante de Vivaldi. A pesar de algunas imprecisiones en la afinación en los violines en los primeros movimientos, la línea de bajo, bien fraseada a cargo del violonchelo (Jussi Seppänen), el contrabajo (Anna Rinta-Rahko) y las realizaciones del clave (Aapo Häkkinen), muy acertadas, dotaron a la obra de buenos contrastes entre movimientos y cierto diálogo entre los instrumentos.
Las arias de Kraus se acercan más al estilo clásico, con muchos gestos musicales que recuerdan a las óperas de Mozart (se ha relacionado a Kraus con Mozart por las fechas similares de nacimiento y muerte, 1756-1792, y un estilo parecido a las primeras obras del compositor de Salzburgo). La voz de Monica Groop, a pesar de tener el registro y ámbito adecuados para estas piezas, tiene demasiado cuerpo y resulta grande para este estilo y se pudieron apreciar ciertos momentos de incomodidad por parte de la mezzosoprano finlandesa, quien no pudo transmitir totalmente al público las bellas melodías de estas tres arias de Kraus. A esto se añadía la mala colocación del clave y del director del conjunto, Häkkinen, situado de cara al público, lo que no permitía una comunicación entre el director y la cantante.