Leonard Bernstein consideraba Fidelio “un monumento imperecedero al amor, la vida y la libertad, una celebración de los derechos humanos, de la libertad de expresión, y del disenso. Es un manifiesto político contra la tiranía y la opresión”. La única ópera de Beethoven (ambientada en España, además) marca el punto culminante de la conmemoración del 250 aniversario del nacimiento del compositor de la próxima temporada del Palau de la Música Catalana. El edificio, de estilo art nouveau y situado en el hermoso barrio de Sant Pere de Barcelona, alberga un auditorio inundado por la luz natural que entra a través de las impresionantes vidrieras, esta, sin embargo, no opaca un busto de Beethoven que resplandece en un lateral del escenario.
Gustavo Dudamel dirige una versión de concierto de Fidelio, ópera en la que Leonore se viste de hombre (Fidelio) para intentar salvar a su marido (Florestan), que es un preso político. Una de las escenas más conmovedoras tiene lugar en el Acto 1, en la que Fidelio convence al carcelero, Rocco, para que permita a los prisioneros salir de sus celdas a disfrutar del agradable clima. El momento en el que el Orfeó Català, el coro para el que se construyó originalmente el Palau, cante el gran coro de Beethoven "O welche Lust" debería ser algo ciertamente poderoso.
Sin embargo, lo que impulsa las celebraciones del Palau en torno a Beethoven es un ciclo completo de las nueve sinfonías en las que Sir John Eliot Gardiner dirigirá la Orchestre Révolutionnaire et Romantique. Gardiner estuvo al frente de la revolución en torno al uso de instrumentos de época: reintrodujo las cuerdas de tripa y los instrumentos originales, eliminó el vibrato y respetaba las indicaciones metronómicas indicadas por el compositor. Brusco y brillante, el Beethoven de Gardiner, cinco conciertos durante seis días, debería atraer a numeroso público.
El oratorio Christus am Ölberge (Cristo en el Monte de los Olivos) es una obra de Beethoven mucho menos famosa. Representa la agitación de Jesús en el Jardín de Getsemaní antes de su crucifixión. Fue compuesta poco después de que Beethoven escribiera el Testamento de Heiligenstadt, una carta a sus hermanos en la que mostraba su desesperación por la creciente sordera. El oratorio es una de las propuestas de Sir Simon Rattle la próxima temporada y la lleva junto a la London Symphony Orchestra a Barcelona, en donde se unirán al Orfeó Català y los solistas Elsa Dreisig, Pavol Breslik y David Soar. Rattle aúna el oratorio con la Séptima sinfonía de Beethoven, una obra alegre y enérgica que Wagner denominó "la apoteosis de la danza".
En cualquier caso, Beethoven no acapara todas las propuestas de la temporada de Palau. Habrá también importantes sinfonías de la mano de Esa-Pekka Salonen (Novena de Mahler con la Philharmonia) y Alan Gilbert (Séptima de Bruckner con la NDR Elbphilharmonie Orchester). Algo menos épica la Séptima de Dvořák es una obra fresca y alegre, llena de ritmos de danza checa, que fue compuesta tras la escucha de la Tercera de Brahms. Debería resultar una interpretación de lujo ya que será tocada por la Filarmónica de Viena y por Zubin Mehta. Se les unirá la estrella holandesa Janine Jansen para el denso Concierto para violín de Brahms.