El segundo concierto de la temporada 2025/2026 de la Orquesta de Extremadura deambuló sobre el amplio despliegue de recursos orquestales que permiten expresar imágenes de la danza rusa. En su debut a los mandos de la OEX, Alevtina Ioffe indujo, desde el inicio, energía en la obertura de El príncipe Ígor de Borodin. Pudo apreciarse en detalles como un tempo acelerado y destacando con pequeñas inflexiones cada cambio de combinación tímbrica orquestal. Esta lectura fue más enérgica que reflexiva, debido a que tal ímpetu permitía un fluir constante a la brillantez del sonido, pero no en todo momento se alcanzaba a escuchar las marcas sutiles en los vientos para llegar a un empaste redondo del conjunto orquestal.
En cambio, la paleta de colores de las Danzas concertantes, Stravinsky sí fue ampliamente trabajada. En la Marche – Introduction, las síncopas extrañas y los meandros armónicos en las preguntas y respuestas entre vientos y cuerdas, permitieron combinaciones tímbricas y texturas efectivas. En la segunda sección, la directora rusa mantuvo especialmente capas sonoras compactas por medio de dinámicas y pizzicati discretos en cada grupo orquestal, pero igualmente cada pasaje solista fue resaltado con expresividad. En Thème varié – Lento llamó la atención el balance en las articulaciones, lo que permitió lirismo en el fraseo y gracia en el ritmo ternario. Al subrayar el carácter rítmico en la Marche – Conclusion por medio de una precisión absoluta en cada pícaro acento rítmico. Orquesta y directora mostraron una perfecta sincronía que desembocó en una fluidez rítmica que no cesó hasta finalizar.