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Luminosa Gewandhausorchestrer: Nelsons y los Jussen encandilan con un programa romántico

Von , 26 Februar 2025

¿Qué es lo que realmente importa cuando se habla de una de las mejores orquestas del mundo? ¿Qué es lo que se busca cuando las expectativas son notablemente elevadas? ¿Cómo comprender el valor de una formación como la Gewandhausorchestrer, que mantiene su nivel de excelencia desde mediados del siglo XVIII? Porque cada cita con esta orquesta, que tiene su sede en Leipzig, no deja de ser un acontecimiento acrecentado si cabe por su actual director, Andris Nelsons, que la lidera desde 2017. Así que de antemano debemos declarar la admiración y el deleite que fue escucharlos en el ámbito de Ibermúsica con un programa de corte romántico bastante convencional pero interpretado con absoluto magisterio.

Arthur Jussen y Andris Nelsons
© Rafa Martín | Ibermúsica

La primera parte se abrió con Blumine de Mahler (movimiento originariamente concebido para su primera sinfonía) en la que asistimos ya a las dotes excelentes de la formación alemana: fue un Mahler ejecutado por un orgánico más bien reducido, de timbre diáfano, cristalino en la forma en la que emergían los detalles, delicado sin caer en lo dulzón. A continuación, los hermanos Jussen se incorporaron para el Concierto para dos pianos en mi mayor de Mendelssohn. Se trata de una obra que el compositor escribió con apenas catorce años, que tiene evidentes ecos beethovenianos, pero que demuestra un dominio absoluto del sentido de la estructura concertante, de las formas, de la riqueza melódica e incluso de la familiaridad con la escritura contrapuntística en ciertos pasajes. Lucas y Arthur Jussen tocan con la complicidad evidente que lleva haber crecido juntos, vital y musicalmente: atacan las notas con gran coordinación, se intercambian roles y juegan a mimetizarse el uno con el otro con enorme naturalidad. Sin embargo, tras escucharles durante unos minutos vemos que cada uno tiene su personalidad y que a veces divergen en la forma de entender la obra: Lucas tiene un toque más ágil, más matizado, con digitación arqueada, de clásica brillantez, mientras que Arthur propone un sonido más robusto, algo más plano, más romántico, por así decirlo. Estas diferencias se vieron especialmente en el segundo movimiento, pero en realidad se complementaron bien gracias a sus notables dotes técnicas y a la labor de Nelsons, que con las pinceladas orquestales fue capaz de construir una sonoridad común, bien empastada, donde dar lugar a ese juego serio que es la obra mendelssohniana.

Arthur Jussen, Lucas Jussen, Andris Nelsons y la Orquesta de la Gewandhaus
© Rafa Martín | Ibermúsica

La segunda parte fue dedicada a la Sinfonía núm. 8 de Dvořák, la penúltima de su producción, que se presta muy bien a las cualidades y discurso de la Gewandhausorchestrer: un enfoque luminoso, festivo pero no desenfrenado, de una contención y refinamiento sublimes y nada artificiosos. Y en detalle esto se plasma con dinámicas capaces de transitar en pocos compases desde un pianissimo sútil y a la vez pleno hasta un forte potente y abierto, sin abandonar en ningún momento una fluidez entre las secciones. No hay cabida para cambios repentinos, resonancias dejadas al azar, todo esta máximamente cuidado y a la vez suena increíblemente espontáneo. Sorprende la amplitud de las frases, que se desarrollan con una progresión muy consciente desde las primeras notas con un perfecto cálculo de su zenit, así como la elegancia en el fraseo como en el exquisito tercer movimiento. Y todo ello con una dirección, la de Nelsons, que no es visiblemente carismática ni muy gestual, pero queda claro cual es el sonido que quiere el maestro letón y lo sabe transmitir a una orquesta de excelentes músicos. Sobre sonoridad y tímbrica poco cabe añadir: es una cuerda superlativa por su sedosidad, cohesión, estratificación de sus matices, un viento madera con la frescura y el detalle de una formación de cámara y un metal poderoso pero nunca excesivo.

Andris Nelsons
© Rafa Martín | Ibermúsica

Una velada para el recuerdo, optimista sin duda, de las que se obtienen a través de sólidos medios técnicos y, a la vez, de la capacidad para trascenderlos, dando vida a una recreación de las obras que por ser perfecta no cae en ningún momento en la rutina y la frivolidad.

*****
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“Una recreación … que por ser perfecta no cae en ningún momento en la rutina y la frivolidad”
Rezensierte Veranstaltung: Auditorio Nacional de Música, Madrid, am 26 Februar 2025
Mahler, Blumine
Mendelssohn Bartholdy, Konzert für zwei Klaviere und Orchester in E-Dur, S.5
Dvořák, Symphonie Nr. 8 in G-Dur, Op.88
Gewandhausorchester Leipzig
Andris Nelsons, Musikalische Leitung
Lucas Jussen, Klavier
Arthur Jussen, Klavier
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