Continuando con la relación entre los jardines y la música, en esta ocasión me centraré en los jardines españoles, ingleses, chinos, japoneses, estadounidenses, nórdicos y los jardines de leyenda. Tal como mencioné en la entrega anterior, este no pretende ser un estudio exhaustivo, sino una introducción a un tema que considero apasionante.
Jardines españoles
Aunque no se puede hablar propiamente de un estilo español de jardinería, lo cierto que España ha sido un país de gran experimentación y en su territorio se han producido obras preciosas, como por ejemplo los jardines de Aranjuez. Joaquín Rodrigo dedicó a los jardines de Aranjuez la que es sin duda su obra más famosa y una de las más populares del repertorio guitarrístico: El Concierto de Aranjuez. Rodrigo, ciego desde la infancia, estudió en París con el célebre Paul Dukas, produciendo en su larga vida un gran número de obras. En 1991 se le concedió el título de Marqués de los Jardines de Aranjuez. La obra mencionada, para guitarra y orquesta, se divide en tres tiempos: El primero y el tercero son de corte alegre, teniendo el primero algunos tintes nostálgicos y con ciertas reminiscencias de la época del barroco (Scarlatti, por ejemplo). El segundo tiempo tiene un estilo más romántico y expresivo conteniendo una de las melodías más famosas, utilizada incluso por los músicos populares y de jazz, un ejemplo muy famoso es el de Miles Davis.
Jardines ingleses
Los jardines ingleses representan la revolución paisajista y el naturalismo. Su meta se podría resumir en los cuatro pasos dados por Humphry Repton (1752-1818): 1. Mostrar las bellezas naturales y ocultar los defectos. 2. Apariencia de extensión y libertad. 3. Ocultar cualquier interferencia del arte. 4. Retirar u ocultar todo objeto si no puede ser decorativo o incorporarse a la escena. A diferencia de otros estilos, como el francés, no se busca dominar la naturaleza sino, en cierto modo, dejarse dominar por ella. El compositor británico Sir Arnold Bax compuso el poema sinfónico The Garden of Fand en el año 1913. Refleja la fascinación de Bax por Irlanda y sus tradiciones, y puede servir como homenaje a los ideales del jardín británico. Esta obra comienza de una manera casi impresionista, apareciendo luego otras secciones como marchas, scherzandi y otra donde sobresalen los metales. Entonces la música se calma y se vuelve mística, con momentos de reflexión. Después de un pasaje de estilo folclórico, que van en crescendo, aparece otra vez la calma y el poema sinfónico termina con solos de clarinete, flauta y violín.
Jardines chinos
La jardinería china se basa principalmente en una concepción animista del universo y sus características principales son la asociación con la naturaleza, la íntima relación con el tiempo, con la quietud y con las preocupaciones filosóficas. Este tipo de jardinería da la máxima importancia a las piedras, ya que estas representan la eternidad, en contraste con el agua, que representa la variabilidad cercana al hombre. Los vegetales se convierten en un complemento a toda esta visión filosófica. El compositor inglés Ketèlbey, mencionado anteriormente compuso In a ChineseTemple garden, obra popular y efectista que imita el estilo oriental, combinándolo con melodías románticas de corte europeo.
Jardines japoneses
La jardinería japonesa recibe una gran influencia de la china, pero no por esto deja de tener su propio estilo, representado principalmente por tres ideas o trucos: La escala (jugar con los tamaños, siendo los bonsáis su ejemplo más famoso), el fondo (o escenografía) y el símbolo (representación del mundo real a través de los jardines). En todo caso, al igual que la china, esta jardinería refleja ciertos principios filosóficos. Dos compositores de nuestra época, uno ya fallecido, se han acercado a la jardinería oriental desde puntos de vista distintos. Son Takemitsu y Saariaho. El compositor japonés Toru Takemitsu dedicó varias obras a los jardines, entre ellas Garden Rain, compuesta en 1974 para conjunto de vientos. Es una pieza que combina la música tradicional japonesa con la contemporánea occidental. Más que representar la lluvia, parece que representa la tranquilidad de un jardín ideal, con especial énfasis en los silencios, buscando a veces una sensación de monotonía y con algún momento de más intensidad.
La finesa Kaija Saariaho compuso Six japanese gardens entre 1993 y 1995 para percusión y electrónica. Se compone de seis pequeñas piezas que reflejan desde ritmos constantes y efectos de campana a imitaciones de la voz humana y corrientes de aguas. También aparecen pasajes con constantes crescendi, decrescendi y ritmos de danzas.