Es importante que se programe música mexicana y latinoamericana. Nosotros mismos conocemos poco nuestro repertorio y sólo incluyéndolo regularmente en las temporadas de conciertos podremos darle vida y acercarnos a él, y eso además propicia una sana diversidad musical. En este concierto la OFUNAM contribuyó a ese propósito. En primer lugar nos ofreció el Homenaje a Cervantes de Blas Galindo, una obra adecuada para cerrar este año en el que el mundo hispanohablante conmemoró los cuatrocientos años de la muerte del más importante autor de nuestra lengua. En esta breve suite sinfónica, escrita en 1947, Galindo hace referencia a una época remota usando la estructura y el carácter de danzas barrocas, entre las que no podía faltar una zarabanda, pero con los recursos de una gran orquesta (tres trombones, tres trompetas, arpa, un buen grupo de percusiones) y con cierto aire de soundtrack. En efecto, las contrastantes danzas tienen una característica común: parecen remitirse al Quijote y a todo el imaginario de sus aventuras y andanzas. Con este carácter aventurero, un tanto bucólico y dancístico, con una orquesta cómoda y con buen sonido iniciamos amablemente la velada: un muy buen modo de arrancar motores y preparar el ánimo para sumergirnos en el alucinante primer concierto para piano del compositor argentino Alberto Ginastera, interesante desafío pianístico con lenguaje dodecafónico y sabor latinoamericano.
En el medio musical de México uno de los pocos consensos es que Jorge Federico Osorio es nuestro máximo pianista contemporáneo. Este calificativo se lo ha ganado tanto por su ya larga carrera internacional como por su poderosa técnica, que en esta aparición con la OFUNAM tuvo la oportunidad de lucir. El primer movimiento del concierto, cadenza e varianti, plantea un inicio bastante original, en el que el solista arranca con una cadenza virtuosa de veloces pasajes en octavas que recorren el teclado, trinos y rápidas escalas que Osorio abordó con un potente sonido y gran precisión mecánica, con mucha concentración, pero con la gracia del dominio técnico. Expuesto este conjunto de recursos y establecido el diálogo con la orquesta, en cada una de las variaciones se pudo apreciar la riqueza de recursos expresivos utilizados por el compositor y ejecutados convincentemente por el solista y la orquesta, aunque quizá en algunos momentos el equilibrio de la masa orquestal se impuso al piano, más que fundirse con él.