Estimado ___:
Tal y como hablamos, estoy pensando en ir a Budapest el próximo mes de junio a ver El anillo del nibelungo, de Wagner. Ya sé que no vas habitualmente a la ópera, pero me gustaría que vinieras conmigo en esta ocasión y te voy a explicar por qué.
¿Por qué El anillo? ¿Por qué ir siquiera a la ópera?
Muy sencillo, la ópera es, de las artes escénicas, la más intensa y visceral, y aporta la más completa experiencia emocional; combina, como sabemos, poesía, movimiento, teatro, artes visuales y, por encima de todo, el poder incomparable de la voz humana sin amplificar. Cuando está bien hecha, la ópera asalta simultáneamente a todos tus sentidos como ninguna otra cosa - ni siquiera lo mejor que Hollywood puede ofrecer.
Lo que Wagner hace en el Anillo es poner todo ese poder artístico al servicio de una magnífica historia. El dios judeo-cristiano hizo al hombre a su semejanza, pero el nórdico antiguo hizo a sus dioses a la suya: engañan, fornican, roban, son violentos, son una versión exagerada de los caracteres que conocemos de décadas de literatura y por nuestras propias vidas. Cuando las Rhinemaidens martirizan sin piedad al desventurado enano Alberich con tal nivel de crueldad que su única salida era convertirse en un monstruo criminal, estamos ante recreación del psicópata a través de los tiempos. Mientras que Wotan busca desesperadamente la manera de no tener que pagar la construcción de Valhalla, vemos el comportamiento de cualquier irresponsable Mr Micawber, con la diferencia de que este aquel es un ser divino que debería saber hacerlo mejor.
Las idas y venidas del debate entre Wotan y Fricka en Die Walküre –peleas conyugales con el futuro del mundo en juego– es fascinante.
La virtuosidad con la que Wagner hace que su música de soporte a la historia no tiene parangón, y como amante del cine, lo reconocerás con facilidad: John Williams es el heredero espiritual de Wagner. Cuando escuchas el motivo repetitivo en la cuerda grave en Tiburón, sabes exactamente lo que va a pasar. Cuando Darth Vader entra en una sala, sabes quien será porque la famosa marcha ha comenzado unos segundos antes. Así ocurre en el Anillo, un ejemplo definitorio es cuando la maltrecha esposa Sieglinde describe al hombre de pelo cano que se presenta en su boda con un ancho sombrero que le cubre un ojo. Sieglinde no sabe que está cantando sobre Wotan, pero nosotros sí, porque hemos escuchado el leitmotif de Wotan en el fondo.
Muchos compositores utilizaron motivos para sus personajes antes que Wagner. En lo que Wagner destacó fue en desarrollar esos motivos, entretejiéndolos y combinándolos, a la vez que los encaja en la arquitectura musical general realzándolos de tal modo que los motivos se te cuelan hasta el tuétano. Alía esto con una sensibilidad por la naturaleza y el paisaje que es propia de la estética romántica, además de un certero sentido para dibujar el arco de la historia. Esto no fue por accidente: a Wagner le fascinaba la idea de reinventar la tragedia griega, al igual que a otros pioneros de la ópera.
Como te imaginarás, gracias a mi trabajo, conozco a muchos amantes de la ópera. Te puedo asegurar que ninguno de ellos se acerca al fanatismo del Anillo en absoluta y auténtica entrega. Es la genialidad de Wagner a la hora de contar historias y su música la que lo hace.
Ahora que ya he hablado del Anillo, ¿por qué este auditorio y esta producción?
La sala de conciertos Béla Bartók, en el Müpa de Budapest (el nombre es el acrónimo en húngaro de “Palacio de las Artes”) es un auditorio en el que escucharás esta música de manera óptima. Fue diseñando por el gran especialista en acústica Russell Johnson, es uno de los pocos auditorios del mundo con la asombrosa característica de que puedes escuchar cada detalle, cada nota individual, incluso en medio de la masa sonora orquestal. Cómo se desvanece el sonido de la cuerda de un arpa o la respiración del flautista: escucharás todo. El director Ádam Fischer (también es el director artístico) lleva varios años haciendo el Anillo en el Müpa y sabe exactamente cómo equilibrar sus instrumentos.
Pero ¿por qué acudir a estas óperas en una sala de conciertos en primer lugar? Seguramente, después de todo, ¿alcanzas al Gesamtkunstwerk en un escenario sin telón? Bueno, sí y no: aquí hay dos cuestiones. Primero, como para los directores actuales de Shakespeare, la mayoría de los directores de una tetralogía del Anillo al completo asumen que la has visto docenas de veces y que es extremadamente importante presentar el material bajo un nuevo prisma. Los dos últimos ciclos del Anillo que he visto estaban tan llenos de símbolos y referencias que si te hubiera llevado a uno, habrías empleado el 90% del tiempo en un infructuoso intento de decodificar el mensaje del director –si, dado el caso, hubieras llegado a averiguar qué personaje era cual.
Obviamente, el Müpa no tiene un escenario para ópera como tal, así que optan por una propuesta intermedia (se denomina “semiescenificada” o “escena de concierto”, aunque a Fischer no le gusta ninguna de los dos términos puesto que sí que hay algo de escena). El vestuario de los cantantes es moderno, no van ataviados como los dioses y héroes nórdicos, pero hay utilería, y actúan y cantan de memoria. Hay iluminación y proyección de vídeo para las escenas. Lo que no habrá es el concepto de una dirección de escena que anegue el Wagner.
Segundo, no comparto la propia visión de Wagner como hombre de teatro primero, poeta en segundo lugar y tercero, compositor. Escritos contemporáneos comentan cómo se movía por el escenario y demostraba gran carisma, pero si analizas sus propuestas para la dirección de escena desde la perspectiva actual, son muy poco sutiles. Mi alemán no es suficientemente bueno como para valorar su poesía, pero es definitivamente rimbombante, los alemanes se revuelven ante la palabra Roß para caballo (por lo visto es como utilizar “destrier” cada dos frases) y, al menos un crítico amigo mío, que conoce bien la literatura alemana lo considera inferior, por ejemplo, a Hugo Hofmannsthal, el libretista de Richard Strauss. Donde Wagner no tiene igual es como compositor, es capaz de rodear tu inteligencia y golpearte directamente en el estómago con el poder la música y la voz. El tipo de montaje del Müpa se centra en lo que Wagner hace mejor, y ofrece elementos de escena suficientes como para que se comprenda la historia.