El concierto se abrió con siete de las diez piezas del Llibre Vermell de Montserrat, una de las joyas del patrimonio medieval catalán del siglo XIV, conservada en la Abadía de Montserrat, que no solo refleja la música devocional propia del peregrinaje medieval, sino que también invita a reconsiderar el papel de la tradición como recuerdo colectivo y raíz cultural viva. Las piezas seleccionadas, como la solemne “O Virgo splendens”, la vital “Stella splendens” y la danzable “Polorum regina”, ofrecieron un recorrido emocionante con un fraseo estilizado y bastante legado, con dinámicas muy mesuradas por la diversidad estilística y espiritual de este cancionero. Estas piezas, enriquecidas por el sonido de varias violas (incluida la viola da gamba), un órgano portátil, tambores y campanillas, están concebidas para ser interpretadas en grupo y acompañar a los peregrinos en danzas rituales, y resonaron con autenticidad en criterios de afinación y tono melifluo gracias a una interpretación que transmitió esa ataraxia típicamente asociada a este repertorio.
El Locus Desesperatus Ensemble, con instrumentos de época y criterios de interpretación históricamente informados, logró una ejecución equilibrada y bien articulada que superó las expectativas, gracias a una preparación minuciosa y una gran sensibilidad musical. Lejos de caer en un historicismo rígido, el conjunto supo encontrar la expresividad necesaria para conectar con el público contemporáneo. En el apartado vocal, cabe aplaudir la afinación precisa y la conjunción impecable del cuarteto vocal, solo alterada por algún retraso puntual que Carles Prat, como director y miembro activo desde la cuerda de tenor, recondujo con discreción.