La joven pianista Beatrice Rana debutaba en el Palacio de la Ópera de La Coruña junto a la Orquesta Sinfónica de Galicia. Se presentó bajo la batuta de Otto Tausk con el diabólico Concierto núm. 3 de Prokofiev, el cual acometió con una brillantez y transparencia magníficas. El interés no decayó con el Aprendiz de brujo y la paradigmática La Mer de Debussy en las que la orquesta dio buena muestra de su ductilidad.