Con la celebración de su Concierto de Navidad la Bilbao Orkestra Sinfonikoa pone punto y final a sus conciertos de este año 2017. Acompañados por la Sociedad Coral de Bilbao, la soprano Naroa Intxausti y el barítono José Antonio López ofrecieron un concierto con un programa que abarcaba casi 250 años, pero que compartían entre sí un marcado carácter festivo que resonó a lo largo de toda la noche en el Palacio Euskalduna.
El estonio Arvo Pärt se encuentra dentro de la corriente de compositores minimalistas del siglo XX denominada minimalismo sacro, espiritual o místico. La obra Fratres con la que se inició el concierto es un ejemplo de este estilo de composición. Seis golpes de percusión divididos en dos bloques de tres iniciaron la interpretación y se encargaron de separar las series de progresiones armónicas que toda la sección de cuerdas ejecutó con suma delicadeza. Comenzando por los violines, las repeticiones fueron ganando en intensidad según se incorporaban las violas, chelos y contrabajos. En la última parte de la obra el sonido comienza a descender lentamente hasta el golpe de percusión final, transmitiendo en todo momento la sensación de calma y tranquilidad pretendida por el autor.
Haciendo honor a su título, la calma y tranquilidad se rompió con la interpretación de la cantata Wachet auf, ruft uns die Stimme, BWV 140 (Despertad, nos llama la voz) de Johann Sebastian Bach. La obra arranca con el coro del mismo nombre que comparte con Fratres la presencia de dos diferentes niveles sonoros. Mientras las sopranos y los vientos ejecutan un himno con predominancia de notas largas, el resto de la orquesta y voces del coro acompañan con un marcado carácter contrapuntístico. Fue en los momentos más verticales, tanto de este primer número, como en la coral final, “Gloria sei dir gesungen”, cuando las voces de la Sociedad Coral de Bilbao sonaron más empastadas y precisas. La soprano Naroa Intxausti y el barítono José Antonio López se repartieron los recitativos e interpretaron las dos arias presentes en la partitura. Con voces claras, redondas y limpias resolvieron de forma notable las dificultades que la obra presenta. El maestro Johannes Debus, de entre las diferentes opciones que se dan hoy en día al interpretar obras de Bach optó por un tempo bastante acelerado, quizás en algunos momentos excesivo. Mención especial merece la sobresaliente interpretación de la concertino durante el aria “Wenn kömmst du, ¿mein Heil?”.