Todos los parisinos saben que la ciudad se vacía en agosto. La frase “Paris au mois d'Août” es proverbial como denotando un lugar desolado –también es el título de una película romántica de 1960 (y canción) en la que Charles Aznavour se ha quedado en la ciudad mientras su familia se ha marchado a las afueras. París es una de las grandes ciudades culturales del mundo, pero no en agosto, cuando la música clásica está limitada a algún concierto de órgano en Notre Dame o un viaje a Versalles para ver la música en los jardines. Su última gran fiesta antes de que todo el mundo se marche de la capital es el maravilloso Festival Chopin à Paris, que se tiene lugar hasta mediados de julio en el Parc de Bagatelle, en el Bois de Boulogne.
Pero aquí viene lo interesante: mientras que la capital está desierta, el resto del país rebosa de festivales de música, todos compitiendo por la atención de una población que de repente, por unos breves semanas, dispone de tiempo libre. Prácticamente cualquier población de un tamaño razonable, al parecer, se une a la iniciativa, y algunas de las ofertas son de primera calidad internacional. Si quiere disfrutar de los placeres de la campiña francesa y de las ciudades de provincia e incluir un poco de música en el camino, a finales de julio / agosto es el momento de hacerlo: tanto si está planeando un viaje dedicado a la música o simplemente quiere disfrutar de algún concierto como parte de sus vacaciones.
Los festivales se presentan en todas las formas, tamaños y estilos de música. Hay festivales en bodegas, en abadías, en islas, en castillos, y en ciudades. Algunos se describen a sí mismos como “itinerante”, como el Festival 1001 Notes, en Limoges y algunas ciudades y pueblos de alrededor. Hay festivales de ópera, festivales orquestales, festivales de piano, festivales de cuartetos de cuerda, de música contemporánea. Si incluye música no clásica, los números son asombrosos: en 2016, la región de Provenza (sin duda, uno de los destinos turísticos más importantes) ostentó 245 festivales en 267 ciudades; calculamos que había al menos 800 eventos de música clásica entre los festivales.
Entre los asistentes hay numerosos franceses, y que son el objetivo de la mayoría de los promotores. Pero también hay varias empresas importantes con una presencia internacional considerable. Encabeza esta lista, además de ser el más antiguo, Festival de Aix-en-Provence, cuya edición 2017 se extiende del 3 al 22 de julio. Bajo la dirección de Bernard Foccroulle, Aix ha encargado nuevas e importantes óperas como Written on Skin de George Benjamin. El estreno mundial de este año será Pinocho, de Philippe Boesmans (para saber más, puede leer nuestra entrevista con el barítono Stéphane Degout). Este año, la ópera temprana que presenta Aix es Erismena, de Cavalli, así como títulos más habituales. También hay un consistente programa de conciertos –puede leer más en nuestro adelanto previa.