“Por fin un auténtico fortissimo” fue el comentario de Gustav a Alma Mahler, ante la grandeza de las cataratas del Niágara. Seguro que muchos asistentes al arranque de la 30ª temporada de la Orquesta Sinfónica de Galicia –definitivo regreso al Palacio de la Ópera–, tuvieron una sensación similar. Sin ser la Cuarta la sinfonía mahleriana más abrumadora, los clímax del primer movimiento y del Ruhevoll, llenaron la sala con un impacto sonoro, añorado desde la pandemia. Sería injusto olvidar el papel que el Coliseum, de la mano de la gerencia y del Ayuntamiento, jugó para convertir a Coruña en un oasis musical, pero la esterilidad acústica de dicha sala ha convertido el regreso al Palacio en una bendición del cielo. Son innegables las limitaciones acústicas que éste impone a los músicos, pero desde la perspectiva del público, es un espacio más que aceptable para el disfrute, tanto acústica –muy especialmente en este repertorio– como socialmente.
Fue un atractivo programa; una de esas rarísimas ocasiones en las que Alma y Gustav Mahler se reúnen en el escenario. Fue posible gracias a la orquestación de los Lieder de Alma realizada por Jorma Panula. Helena Juntunen, Slobodeniouk y una inteligentemente calibrada orquesta –un atril por madera, cuerdas y arpa– se entregaron con primor a la interpretación. Es absurdo comparar interpretaciones en vivo con discográficas, pero ante la falta de referentes es inevitable acudir a la grabación del propio Panula, maestro del propio Slobodeniouk. Éste estuvo más que a la altura, ofreciendo una auténtica lección directorial, en una recreación primorosa que vehiculó el complejo mundo emocional de Alma; su precoz sensualidad, pero también su íntima soledad y desarraigo. Juntunen unió a su magnífica técnica –adornada con un vibrato bien manejado– una convincente capacidad dramática. Slobodeniouk moldeó sutilmente dinámicas y tiempos, integrando voz y orquesta en un todo idiomático que situó estas transcripciones por encima de antecesores, como las de Colin Matthews o Juan José Olives. Una reivindicación de la genialidad de esta música como pocas veces se ha hecho.