La Segunda de Sibelius

La intensidad de las extensas óperas wagnerianas se condensa en las aberturas, pasajes instrumentales que anticipan algunos de los motivos fundamentales, cómplices indispensables para el desarrollo de la acción dramática. Una navegación fantasmal se intuye en Der fliegende Holländer, la dramaturgia concebida por Wagner en 1841, basándose en un inquietante mito. Esta inauguración conocerá -según el día del concierto- dos continuaciones distintas, ambas trepidantes y generosas en la promoción de afectos en el oyente. 

El viernes Inés Issel asumirá el protagonismo del vistoso Concierto para violín n.º 1 de Prokófiev, y el sábado será Emma Stratton quien interprete en el rol solista en el encantador Concierto para piano n.º 23 de Mozart, una partitura profundamente clásica, pero que parece anticipar el Romanticismo en movimientos tan sentidos como el adagio. La impresionante Sinfonía n.º 2 de Jean Sibelius, con sonidos que evocan sublimemente la inmensidad de la naturaleza nórdica, cerrará ambos conciertos, dirigidos por Anthony Hermus.