La programación del ciclo de Universo Barroco del CNDM en los últimos años ha optado más por incluir la música italiana o alemana, y el barroco francés ha estado prácticamente ausente. Hasta el pasado domingo, cuando, en la Sala Sinfónica, el grupo francés Le Concert d’Astrée, dirigido por su fundadora Emmanuelle Haïm, interpretaron un programa de fragmentos operísticos de dos compositores fundamentales en el desarrollo de la música francesa: Marc-Antoine Charpentier y Jean-Philippe Rameau. Lo hicieron de la mano de una de las mezzosopranos más destacadas del panorama internacional, en particular en lo que se refiere a la interpretación del repertorio barroco: Magdalena Kožená.
El programa, bajo el título Heroínas, estaba articulado en dos partes con fragmentos de cinco obras escénicas, cuatro de ellas de Rameau. La primera de ellas, Hippolyte et Aricie (basado en Fedra de Racine) constaba de la obertura, diversas danzas y tres arias de personajes femeninos de la obra. El conjunto francés se mostró muy rítmico y activo en las danzas desde el principio, a pesar de contar con un conjunto instrumental quizás un poco limitado para el repertorio de Rameau. Sin embargo, en cuanto la mezzosoprano checa entró en el escenario, esta consiguió atraer a todo el público del auditorio, con una interpretación excelente, metiéndose de lleno en el papel de cada personaje. A partir de entonces, la orquesta estuvo más activa y entregada al público: desde momentos intensos y emocionales como el aria "Quelle plainte en ces lieux m'appelle?" del personaje de Fedra, una especie de lamento, hasta los momentos más festivos y movidos, como la suite instrumental de danzas de la ópera Dardanus, terminando con una preciosa, alegre y energética chacona. La primera parte del concierto concluyó con una de las arias de Rameau más conocidas y más bellas: "Tristes apprêts", de la ópera Castor et Pollux, quizás el momento más emotivo y el punto culmen del concierto.