Pocas veces tenemos la ocasión de presenciar un concierto tan especial y del tal categoría como al que asistimos el pasado lunes en el Auditorio Nacional. Los Gabrieli Consort & Players, míticos referentes de la interpretación con criterios históricos, recuperaban el programa con el que saltaron a la fama hace más de 25 años, Una coronación veneciana de 1595. Liderados por su director y fundador Paul McCreesh, se presentaron un total de 11 cantantes (todos ellos hombres, como habría sido en la época), y nada menos que 15 ministriles con instrumentos como las cornetas, los sacabuches o el bajón, además de un violinista y dos organistas. El sonido tan característico que consiguieron en su momento lo revitalizaban en esta nueva versión, que incluía música de Giovanni y Andrea Gabrieli, Cesare Bendinelli y Cesario Gussago.
Con este programa, McCreesh y compañía quisieron recrear una misa de coronación de un doge en Venecia en 1595 (el año de la coronación del doge Marino Grimani). Para ello, además de reunir un conjunto de instrumentistas y cantantes similar al de la capilla de la basílica de San Marcos, centraron el repertorio en obras de los hermanos Gabrieli, prominentes compositores durante la transición del último renacimiento al primer barroco. En el programa, había piezas de un estilo polifónico antiguo, como el emocionante e íntimo O sacrum convivium de Andrea Gabrieli, y otras en el nuevo estilo policoral que se estaba gestando en el momento y del que los hermanos Gabrieli fueron pioneros junto a otros compositores, tal como el Gloria a 16 voces (cuatro coros) de Andrea. De especial interés resultaron las obras instrumentales escogidas que reflejaban la creación y desarrollo de los nuevos estilos instrumentales. A través de géneros como la tocata, la sonata o la canzona se exploran las tesituras, texturas y posibilidades de cada instrumento, y sin olvidar, eso sí, un alto nivel de virtuosismo, como en las tocatas de Gabrieli o Bendinelli escogidas.