Anna Tsybuleva desarrolla una trayectoria importante, que incluye el primer premio en el Concurso de Leeds de 2015. En su actuación en la sala de cámara del Auditorio de Tenerife nos cautivó por su gran maestría en un programa inteligentemente planificado y muy complejo. Gracias a su carismática presencia, un sonido personal y cuidadísimo, y la gran naturalidad de sus movimientos disfrutamos de una velada de gran relevancia artística.

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Anna Tsybuleva
© Daria Sozal

Comenzó con la preciosa Sonata prusiana núm. 2 en si bemol mayor, de Carl Philipp Emanuel Bach, en la que la pianista utilizó los recursos de su instrumento con sabiduría, manteniendo siempre la claridad, gracias a su exquisito control y a su asombrosa agilidad digital. Convenció en las ornamentaciones y en los pequeños añadidos, realizados siempre con gran gusto. También recreó estupendamente los distintos caracteres, de tal forma que pudimos escuchar un primer movimiento alegre y contrastado, un precioso y dramático segundo, con fraseos y acentos muy expresivos, y un final rápido y radiante, lo que redondeó una versión deliciosa. A continuación, dos obras de Ludwig van Beethoven: la Fantasía en sol menor, op. 77 y la conocidísima Sonata num. 8 en do menor, “Patética”. Fascinante la versión de la primera en la que la pianista estuvo inspiradísima; comenzando con su enfoque de las escalas, pasando por los pasajes más íntimos y culminando con unas variaciones soberbias. Fue uno de los momentos culminantes de la noche. La versión de la Patética estuvo a muy buen nivel, aunque en el primer movimiento faltó algo más de concentración en ciertos momentos del Grave inicial y algo más de calma en algunas transiciones del Allegro di molto e con brio. El Adagio cantabile tuvo un sonido muy cuidado y un canto muy bello, y el Rondo: Allegro fue tomado a un tempo rápido, con fluidez y contrastes bien logrados en las secciones intermedias.

Serguéi Prokófiev fue el protagonista de la segunda parte de la velada. Las obras escogidas por Tsybuleva le venían como anillo al dedo a sus características interpretativas. Además, se percibió una cierta conexión con la primera parte del programa, al encarar el opus 12 de Prokofiev con la Sonata de C. P. E. Bach y la Fantasía de Beethoven, por un lado, y la cuarta Sonata de Prokofiev con la “Patética” de Beethoven, por otro. Las Diez piezas, op. 12 fueron tocadas con pleno dominio pianístico y momentos de virtuosismo apabullantes, pero de una naturalidad pasmosa, tales como las notas dobles en el “Scherzo” final o los glisandos en el “Prelude”. Todos los caracteres fueron bien destacados, siendo contagiosas rítmicamente las piezas sarcásticas como el “Scherzo humoristique” o la “Allemande”. Especialmente lograda fue su extraordinaria versión de la sublime “Legenda”. Para concluir, la Sonata núm. 4 en do menor, op. 29, una de las más enigmáticas de su autor, que se nos presenta en su lado más lúgubre. El primer movimiento (Allegro molto sostenuto) fue tocado espléndidamente, desde una óptica romántica. Sensacional el segundo (Andante assai), con un comienzo lleno de misterio. El tercero (Allegro con brio, ma non leggiero) fue tocado con mucho ímpetu, gracia y una técnica envidiable. Como regalo, La Fille aux cheveux de lin del primer libro de Preludios de Debussy, en versión inspirada y de gran belleza sonora.

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