¿Cuál es la mejor orquesta del mundo? ¿Quién es el mejor director? Cada uno tiene sus propias ideas en base sus experiencias, pero ¿qué ocurre cuando se le pregunta a un panel con algunos de los críticos de música clásica más importantes del mundo?
Bachtrack hizo exactamente eso en 2015 con una encuesta que avivó la discusión. Ocho años y una pandemia después, hemos decidido repetir el ejercicio para ver cómo está el panorama. Hemos preguntado a 15 críticos de 11 países que enumeren las que consideran las 10 mejores orquestas y los 10 mejores directores. La vez anterior, algunos de los críticos, especialmente en América del Norte, no se sintieron aptos para participar porque no habían visto en vivo muchas de las orquestas a considerar. Para esta ocasión, ya contamos con la proliferación del streaming, que ha hecho posible ver orquestas de cualquier parte del mundo con solo un clic.
La mayoría de los integrantes del panel realizaron una clasificación de 1 a 10, sin embargo, algunos de los participantes no han podido reducir la clasificación tanto y han enviado dos listas de diez candidatos, a las cuales hemos dado el mismo valor que al resto al reunir los datos. Los críticos han participado sabiendo que las votaciones se mantendrían anónimas. Cabe señalar que The New York Times no permite a sus críticos participar en encuestas externas como esta.
¿Qué tomar en consideración a la hora de decidir quién es la mejor orquesta o el mejor director? Hemos dejado las especificaciones deliberadamente ambiguas, pero preguntamos a algunos de los críticos qué criterios han seguido.
“Para hacer mi selección, he tratado de pensar qué orquestas y directores me gustaría escuchar sin tener idea del programa de antemano”, escribe Alex Ross, de The New Yorker. “A este respecto, una programación imaginativa cuenta tanto como la excelencia musical puramente”.
“Cualquier orquesta sinfónica puede calificarse a sí misma como grande”. Viene marcado por el género”, explica la doctora Eleonor Büning, “pero solo puede ser extraordinaria si todos se escuchan y respiran, piensan, sienten sueñan y actúan a la vez. Una orquesta sinfónica debe desarrollar inteligencia de enjambre si quiere encontrar su grandeza interior”.
“Una ‘gran’ orquesta es más que la suma de músicos técnicamente sobresalientes”, escribe Walter Weidringer (Die Presse), “porque se preocupa por mantener y mejorar la tradición de la personalidad de su sonido, posee un suave tutti en cualquier dinámica, la habilidad para adaptarse a diferentes acústicas rápidamente, tiene fuertes personalidades en posiciones clave e, idealmente, da muestra de todo esto en un amplio repertorio que incluya ópera, conciertos y música de cámara también”.
Christian Merlin (Le Figaro) explica que basó su decisión en “una mezcla compleja de varios componentes: raíces históricas y modernidad, poder colectivo y talentos individuales, sonido específico y adaptabilidad; todo combinado con sólida consistencia así como con una política artística abierta”.
¿Ha habido grandes cambios en la clasificación orquestal? En pocas palabras, no. La orquesta más votada, con un buen margen, sigue siendo la misma: la Filarmónica de Berlín.
“Es una orquesta excepcional tanto técnica como musicalmente”, según Weidringer, “probablemente la orquesta más moderna y versátil de los países habla alemana, muy rápida y ansiosa por adaptarse a las ideas de diferentes directores”.
También fue la primera orquesta importante en ofrecer su propio servicio de streaming (fundado en 2008) y un sello discográfico propio que se promociona como de excelente calidad. A través del Digital Concert Hall consiguen una presencia global importante, que solo puede haber mejorado sus posibilidades en una encuesta internacional de críticos, al ofrecer tanto contenido online.
“Me encanta una orquesta sinfónica que va más allá de sus límites dinámicamente, rítmicamente y estilísticamente”, escribe Büning, “una orquesta que tiene un repertorio amplio y busca ampliarlo más allá del patrón Beethoven-Brahms-Bruckner; que prueba, inventa y saborea las sensaciones del color tonal, en la que cada instrumento tiene cualidades solistas; una orquesta que permanece fiel a sí misma, incluso cuando cambia. Eso es exactamente lo que valoro de la Berliner Philharmoniker”.
Los miembros de la junta directiva de la Filarmónica de Berlín Eva-Maria Tomasi y Stefan Dohr respondieron: "En nombre de la Berliner Philharmoniker, queremos expresar nuestro sincero agradecimiento por este premio y dedicarlo a las tres orquestas de las que somos mecenas: la Joven Orquesta Nacional de Alemania, la Orquesta Sinfónica de Kiev y la Joven Orquesta Sinfónica de Ucrania. Su compromiso, aun en distintas formas, constituye la base esencial de la música clásica ahora y en el futuro".
Como cabría esperar, a las orquestas de Europa central les ha ido muy bien: la Filarmónica de Berlín era una de las tres orquestas alemanas entre las diez mejores, junto a la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera (3ª) y la Gewandhaus de Leipzig (9ª); la Orquesta del Festival de Budapest (8ª) ha obtenido un puesto alto; y la Filarmónica de Viena ha sido un fuerte competidor para los de Berlín.