Mentar Oriente y Occidente, especialmente en la Edad Media, nos conduce a pensar a una ruptura radical y hostil que aparentemente debería impedir asociar y acomunar elementos culturales de ambos universos. Hay, de hecho, un debate historiográfico decisivo en torno a la circulación de bienes y saberes en el Mediterráneo tras la caída del Imperio Romano de Occidente y sobre todo tras las expansión islámica, con historiadores como Henri Pirenne que afirman que la circulación de saberes no implicó una efectiva relación comercial entre ambas orillas del Mediterráneo a partir del siglo VIII.
Aun considerando esa afirmación como cierta, la labor de Jordi Savall y su conjunto demuestra que no deberíamos subestimar ese intercambio cultural, a pesar de que otro tipo de relaciones estuviesen rotas, porque demuestra la persistencia de un caldo de cultivo común al espacio del Mare Nostrum mucho más duradera de lo que la historia de las guerras, la política o las religiones pudiera indicar.
El proyecto de Savall y Hespèrion XXI, Oriente y Occidente. Diálogo de las almas, tiene ya un significativo recorrido, con un magnífico disco y con diversas versiones en concierto. En efecto, la última vez que tuve la ocasión de escucharle, fue hace dos años aproximadamente en el Círculo de Bellas Artes, con un programa similar, pero en conjunto reducido, formado únicamente Savall y Estevan.
En esta ocasión, y en el contexto de la Capilla del Palacio Real, se sumaron también Moslem Rahal (con un nutrido grupo de ney), Dimitri Psonis (oud, santur y guitarra morisca) y Hakan Güngör (Kanun). En este tipo de repertorio, del que ahora daremos algunos detalles, cambiar el orgánico lo es todo: las melodías se revisten de ornamentos, los juegos polifónicos se enriquecen, la reverberación en un espacio de privilegiada acústica alimenta una combinaciones tímbricas envolventes.
El concierto se dividió en tres bloques correspondientes a los tres instrumentos que empleó el propio Savall: un rebab de finales del siglo XIV, una lira de arco soprano del siglo XVI y un rabel del siglo XV. Instrumentos de un lado y de otro de ese espacio común y que permitieron unir y enlazar piezas de la tradición oral árabe y bereber, canciones sefardies, cánticas de Alfonso X, saltarellos italianos o piezas turcas de Dimitri Cantemir.