Son un referente coral mundial. Conjunto claro en articulación de voces que vela por la pureza de las partituras de la música antigua, especialmente inglesa. Todos los miembros bajo la misma dirección y directrices; Peter Phillips está detrás del proyecto, de su largo desarrollo en décadas y finalmente, de la continua investigación y muestra interpretativa polifónica. Se podría aportar mil detalles más en estos más de cuarenta años en activo, pero mejor fijar la atención en cómo se ha mantenido, proyectando su espíritu hacia el objetivo de sentar escuela, estilo y sonido.

The Tallis Scholars y el Cor Jove de l'Orfeó Català © A. Bofill | Palau de la Música
The Tallis Scholars y el Cor Jove de l'Orfeó Català
© A. Bofill | Palau de la Música

Estableciendo un diálogo entre música renacentista y contemporaneidad, Phillips y The Tallis Scholars suman melodía y contrapunto, añadiendo un perfeccionismo en ejecución, a favor de evocar una mirada transversal a la música antigua y propiciar nuevas vías de transcendencia con el público actual. Esto es contar con unas voces sopranos con facilidad de registro sobreagudo, blancas; unos tenores que las siguen en agudos brillantes; unos bajos que se prestan más al vibrato y a la potencia en la base, y a unos altos rotundos en el empaste final. La afinación, el talento y la plasmación de un ideal sonoro están presentes; un regalo el poder escuchar el resultado final de rescatar piezas arrinconadas con excelencia y criterio, y con una voluntad de difusión que no hace más que realzar el significado de los programas conmemorativos como el de esta noche, dedicada a la figura de Josquin des Prés.

Loquebantur variis linguis de Thomas Tallis abrió el recorrido con un responsorio en el que los tenores tuvieron el papel protagonista; el resto de partes tejieron los himnos a su alrededor. Pieza que mantiene la línea independiente de cada voz, este motete sólo fue la primera muestra del ejercicio polifónico. Josquin des Prés ocupó la mayor parte del programa, todas ellas por secciones de la misma pieza, la Missa Ave Maria Stella. Destacaron en general unos motivos muy coloridos, ascendentes y descendentes, que daban paso a unas variantes que ampliaban el contenido en sonoridad. Interesante la propuesta de Phillips en combinar elementos simples y células motívicas, con una lectura uniforme en la melodía. El Tribue, Domine de William Byrd fue otro ejemplo de la densidad polifónica en la textura contrapuntística. Las progresiones modales fomentaron las atmósferas ornamentadas, bajo una escritura sencilla pero reformulada a favor de remarcar la combinación las texturas, armonías y motivos sonoros.

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Peter Phillips
© Peter Adamik
El Miserere de Allegri fue la pieza más esperada. Con una secuencia de nueve voces y cargado de abellimenti, las ornamentaciones musicales que no constan en la partitura, esta armonización de salmos destacó por los registros sobreagudos del coro solista (de pasajes ornamentales) y se impuso sobre un coro más llano, de línea idéntica, que acabaron uniéndose en una conclusión corta pero ingente. La inclusión contemporánea de Nunc dimittis de Arvo Pärt destacó por las diferentes texturas musicales y armónicas, siendo un coro mixto quien expandía los tonos de menor a mayor. Dentro del repertorio seleccionado, la propuesta fue acertada pero no tuvo la misma presencia. Finalizaron con el
Spem in alium de Tallis, contando con la participación del Cor Jove del Orfeó Català para sus ocho coros. La secuencia imitativa de las líneas vocales individuales sugería los contrastes escondidos de la pieza, introduciendo las alternaciones, los cambios internos o la misma organización de subcoros. Un ambiente sonoro muy enriquecedor y el más homofónico de todo el concierto.

Programa de perfección polifónica y de referencias interpretativas a la música vocal que concluyó con una combinación final entre organización, estructuración y exposición del material musical bajo criterio, talento y satisfacción. Un himno al arte de la perfección.

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