“Vivimos en un mundo en el que es fácil sentirse solo” me dice Simon Halsey. “Si perteneces a un coro, tienes 30, 50 o 100 potenciales amigos”.

No mucha gente puede presumir de tanta experiencia en la música coral como Halsey. Un aclamado músico, profesor y académico, es el director de algunos de los conjuntos corales más importantes del mundo, entre ellos, el coro de la London Symphony Orchestra, el coro de City of Birmingham Symphony Orchestra, los coros del Orfeó Català en Barcelona y el Berliner Philharmoniker Youth Choral Programme, por citar solo unos pocos.

Simon Halsey en el Palau de la Música Catalana
© Ricardo Rios Baixa

En un mundo tan fracturado, celebrar las diferencias –entre personas, los países y las tradiciones corales musicales– es el centro de lo que Halsey hace. “No quieres ir a Copenhague y descubrir que las tiendas son idénticas que las de Londres, quieres que la comida sea diferente en Nueva York, etc.” comenta. “Quiero que la música sea diferente. Quiero que el sonido de los coros sea diferente. Debemos aprender unos de otros: podemos compartir el repertorio, las ideas, pero es absolutamente vital el cuestionarme mi mente inglesa haciendo las cosas de distintos modos. Eso es lo que hace la vida interesante”.

“Todo país tiene una educación y unas tradiciones diferentes, así que como un director internacional, tienes que adaptar tu método al lugar al que vayas, y trabajar de una manera distinta”, explica. “El mundo anglosajón es una cosa: tenemos relativamente pocos coros profesionales, muy buena eduación coral –especialmente en las universidades– y por tanto el nivel de canto en los coros amateurs es muy bueno. Alemania es distinta, tiene 80 compañías de ópera, todas con el mismo tipo de coros profesionales y siete coros de entidades radiofónicas. Esto significa que hay poco espacio para los coros amateurs, por ejemplo, para cantar con las grandes orquestas”. Las diferencias en las tradiciones entre los países también afecta la manera en la que los conjuntos corales se enfrentan a una partitura. “En España hay fantásticos coros, pero hay un porcentaje menor de población que canta, así que la selección de participantes es difícil. La técnica vocal media entre los coros amateurs es muy buena porque todos reciben lecciones de canto, pero la lectura es más rápida con los ingleses. Llegamos al mismo nivel tras ocho ensayos, pero el contenido de los mismos es distinto. En Inglaterra empleo la mayor parte del tiempo trabajando el sonido y en España enseñando las notas. Pero el resultado es igualmente bueno.

Simon Halsey y el Orfeó Català en el Palau de la Música Catalana
© Antoni Bofill

Halsey es el director artístico de los coros del Orfeó Català en Barcelona, conjuntos cuya sede es un edificio único en el mundo, el Palau de la Música Catalana. Este edificio Patrimonio Mundial por la Unesco fue encargado por el coro en 1908. Querían tener una sala de conciertos en la que celebrar la música catalana y mostrar las obras maestras a la gente de Barcelona.

“El Palau es el único auditorio en el mundo que tiene coros residentes pero no una orquesta residente, lo que lo hace un lugar muy emocionante,” dice Halsey. “Tiene fantásticas instalaciones para ensayar y fue diseñado para la música coral, así que es un placer cantar aquí. Suena excepcionalmente y es precioso, pero lo realmente especial de cantar aquí es la extraordinaria familia de músicos que es absolutamente única en el mundo: tiene siete coros residentes, desde niños pequeños hasta adultos, ocho directores y un equipo de profesores de canto. Es el espíritu del lugar, más que la acústica, lo que lo hace tan especial”.

El concepto de familia musical es muy importante para Halsey. En Londres, aparte del London Symphony Chorus –un conjunto seleccionado mediante audiciones que provee interpretaciones de nivel profesional junto a la London Symphony Orchestra– Halsey también trabaja con el London Symphony Community Choirs –un conjunto sin audiciones que acoge el del área geográfica en torno al Barbican Centre. “Los coros cantan dos veces al año con la LSO”, explica Halsey. “Encargamos obras nuevas a compositores importantes de tal modo que sea factible para estos coros. Estos se interpretan con la LSO y se ensayan, aunque solo una vez por semana, no dos como el London Symphony Chorus, pero el objetivo es el mismo: una mezcla de ejecución y disfrute.”

“Otro ejemplo es City of Birmingham Symphony Orchestra.” añade. “Habla de sí mismos como una comunidad de 600 músicos, de los que 82 son miembros de orquestas profesionales y los otros pertenecen a sus coros. Hay un sentimiento maravilloso de que todo el mundo se nutre de los otros y de aprendizaje recíproco y sustenta la idea de que la orquesta y el auditorio son el centro de la ciudad.” Ser capaz de hacer llegar la música coral a tanta gente como sea posible es la misión de Halsey. “Lo más importante para mí,” me dice, “es abrir la música de coro para que el mayor número de personas posible experimente su disfrute. Hablo de proyectos que fomentan la participación masiva, del tipo de los que he encargado y puesto en marcha en los últimos años. Esos proyectos son para las personas con independencia de su procedencia.”

Y la diversidad en música es un tema del que cada vez se habla más. “Hace poco hemos hecho una encuesta profesional sobre los coros de la LSO para poder comprender qué estamos haciendo bien y qué no. Aunque el coro parece bastante uniforme desde fuera, hemos descubierto que había 21 nacionalidades en el mismo, todas las edades, orientaciones sexuales y todo tipo nivel económico y educativo. Esto resultó muy revelador, porque habíamos asumido que no éramos nada diversos, y descubrimos que, en realidad, extremadamente diversos. Esto nos ha permitido concentrarnos en nuestros puntos débiles en cuanto a diversidad y en lo que debemos tener en cuenta en el futuro a la hora de seleccionar. Supongo que todo el mundo va a analizarse de una manera similar”.

Simon Halsey al frente del LSO Singing Day
© Kevin Leighton

Pero la cuestión de la diversidad solo se solucionará si hay suficiente educación musical en el colegio. “Nos encontramos en una situación curiosa en la que la música se asume como algo absolutamente vital para el desarrollo de la gente joven,” dice Halsey “sin embargo, ni la música, ni otras asignaturas artísticas se contemplan de manera general en el currículum de la educación pública. Deberíamos preocuparnos por esto y hacer algo sobre ello”.

Es importante también que el alcance de los proyectos musicales no se dirija solo a las generaciones más jóvenes. “Deberíamos asegurarnos de que hay las mismas posibilidades de hacer música para la gente mayor también”, dice Halsey “para combatir la soledad y todo tipo de males. Pero este depende de los fondos económicos de los que se disponga, y como nuestro país parece que ha perdido el norte últimamente, y ante la necesidad de tener que solucionar lo del Brexit, es muy difícil ver cómo podemos encarar las cosas realmente importantes cuando no se está pensando en nada fuera de la actual crisis política… quizás cuando las cosas se calmen, podremos tratar estos asuntos”.

Las investigaciones médicas demuestran que cantar ayuda a la buena salud mental. “Respirar juntos, escuchar y utilizar el cerebro para la música son cosas que hacen estar más sano,” reconoce Halsey. “En todos mis conjuntos tenemos niños, jóvenes, adultos y mayores, así que cantamos a través de varias generaciones. Detesto profundamente todo lo que representa el Brexit, ya que la música une grupos diferentes, alienta a que gente de distinta procedencia y de distintos países trabajen juntos, utilizando distintas lenguas y alimentando la comprensión entre nacionalidades. Creo profundamente que estas cosas son ahora tremendamente importantes en un mundo en el que, en estos momentos, encuentro políticamente angustiante”.

Para llevar la música coral al gran público y encauzarla hacia el futuro, otro aspecto importante para Halsey es la creación de nueva música. “Encargo gran cantidad de música,” dice. “Hemos contado con aportaciones maravillosas de Jonathan Dove, David Lang, John Luther Adams y Roxanna Panufnik. Estoy esperando obras nuevas de Caroline Shaw y Brett Dean”.

Adoro la tradición coral inglesa, pertenezco a ella, crecí con ella” nos aclara. “Pero es muy importante que evolucione con nueva música, obras de mujeres, composiciones sobre textos nuevos, música significativa en el siglo XXI. Necesitamos ser parte del mundo. Muchos de mis colegas están haciendo un trabajo fantástico: estuve en St John’s College Cambridge hace poco y solo en este semestre están preparando más de diez obras compuestas durante el presente y el pasado año. Esto es maravilloso. La tradición debe estar en viva y cambiar”.

Y el futuro está lleno de proyectos interesantes. “Estoy trabajando con Peter Sellars, el gran director americano de teatro y Sir Simon Rattle en una escenificación de la Pasión según san Juan. Por otra parte, con la London Symphony Orchestra, estamos haciendo una obra de David Lang llamada the public domain, que es una obra para once directores y quinientos cantantes es uno de mis grandes proyectos comunitarios. Y en 2020 la London Symphony Orchestra con Sir Simon Rattle ofrecerán una gran fiesta sobre Beethoven, tanto en Londres como por Europa”.

Si hay un secreto para que un coro sea exitoso, Halsey está seguro de que tiene que ver con el trabajo duro y la alegría. “Es una mezcla de buena preparación, sólida disciplina y diversión. Los músicos quieren ensayos gratificantes, en los que se trabaje con seriedad y divertirse. Hoy, por ejemplo, he tenido una experiencia maravillosa con el Coro de la Radio de Berlín cantando Bach, nos hemos reído mucho, pero también hemos profundizado en la música, el texto, el color, la entonación y demás, y todo el mundo ha pasado un rato muy bueno, y creo que eso es realmente importante”.