Puede que Il turco in Italia no sea el título de Rossini más programado en las salas de ópera de todo el mundo. Sin embargo, el Teatro Real, consiguió que el cartel generase atención al contar en el reparto con grandes voces del bel canto y un director de escena que prometía hacer de Il turco una historia para recordar. Así pues, las expectativas en cuanto a qué nos tendría preparado Laurent Pelly para la noche del estreno eran altas. El director ya había anunciado que tenía en mente trasladar la ópera en el tiempo hasta el siglo XX transformándola de un dramma buffo a una fotonovela (o roman-photo) un género que combinaba el cómic con la novela romántica y que fue muy popular en Italia —donde se originó en la década de 1940— y en Francia hasta los años setenta.
De tal modo que el puerto de Nápoles se transforma en uno de esos barrios de las afueras para la boyante clase media, con casitas de dos plantas y jardín. Pelly consigue adaptar muy correctamente los personajes a esta nueva realidad y la primera escena resulta perfecta, mucho más fácil de entender y que conectaba mejor con el público que la original planteada por Felice Romani. Lo más destacado: el papel del poeta Prosdocimo interpretado por Florian Sempey quien, ataviado con pijama, bata y pantuflas se pasea por el escenario constantemente en calidad de narrador omnisciente, en un delicado pero inteligentísimo equilibrio entre la escena y el público. También Misha Kiria supo caracterizar a la perfección a este nuevo Don Geronio de clase media acomodado.
Salvando esta escena primera y, ya en el acto segundo, la escena del baile de disfraces, el resto de la escenografía quedó un tanto pobre. Una pena, pues el concepto propuesto por Pelly era bueno y podría haber dado mucho más juego que con unas viñetas que distraían más que ayudar a comprender y adentrarse en algunas escenas. No obstante, hay que admitir que el francés realizó un movimiento escénico impecable, haciendo que todo, tanto escenario como personajes, se moviese en armonía con la música, amplificando aún más el carácter bufo una ópera absolutamente rossiniana.
Y es que, Il turco in Italia es una ópera estereotípicamente rossiniana. Una comedia de enredos, números de conjunto a tutiplén, arias con ornamentos propios del lenguaje instrumental y textos que parecen trabalenguas. En esto último destacó Misha Kiria quien, con el aria "Se ho da dirla avrei molto", levantó una de las ovaciones más grandes y merecidas de la noche. Sara Blanch, en sustitución de Oropesa, quien causó baja por un proceso gripal, realizó un buen trabajo, destacando su precisión en los ornamentos y su gran capacidad para combinar en los dúos tanto con Esposito como con Kiria. Con este último, mostró una especial complicidad en "Per piacere alla signora", un dúo en el que ambos cantantes supieron crear un equilibrio impecable. La soprano supo mantener en toda la obra un timbre meloso y un volumen adecuado, con unos agudos bien tomados, solamente le faltó algo más de aire para cumplir con un "Caro padre, madre amata" del que no escuchamos su mejor versión.
Alex Esposito, con un timbre carnoso y una línea vocal que subo llenar de matices, logró encarnar correctamente al seductor Selim. También trató de encarnar con el canto a su personaje el tenor Edgardo Rocha, aunque no fue tan acertado, pues el carácter tímido de Don Narciso solo le permitió sacar toda su voz en el aria "Tu secondo il mio disegno". En todo el reparto se notó un conocimiento y dominio de la escritura del gran Rossini. También en el foso escuchamos unos vientos muy precisos y puntillosos, se debe destacar especialmente el encomiable papel de las trompas, desde el solo de la obertura hasta el acompañamiento de "Se ho da dirla avrei molto". Pero a Giacomo Sagripanti se le escapó el sonido de las cuerdas, demasiado pesado durante todo el primer acto.
La simbiosis entre una música animada y de gran calidad y un movimiento escénico minuciosamente diseñado hacen de Il turco in Italia una obra muy disfrutable, con cosas que mejorar, pero que sin duda cumple su objetivo como excelente pasatiempo del más alto nivel.